No vamos a esconder que no nos gusta el producto Becky G. No no gusta, y ya está, para gustos colores. Nos parece que tiene una voz bastante desagradable, tiene el talento justo y necesario para pasar la tarde, y ha sido y seguirá siendo una artista que funciona a golpe de colarse en playlists y colaboraciones. Se le ven las costuras, y no hay cosa que nos guste menos que un producto pop manufacturado tan mal. Con lo que nos gusta un producto bien manufacturado.
Lo más divertido de Becky G, en cualquier caso, es ver con qué desesperación la muchacha asume sus éxitos en español, y en los mercados latinos, mientras observa que en Estados Unidos, sigue pudiendo bajar a por el plan sin que nadie la pare más que para decirle “son 80 céntimos”. Y es que, aunque la cantante ha conseguido un puñadito de hits en español, sigue centrando su atención en su otra persona, la que canta en inglés, que poco o nada tiene que ver con la latina exuberante.
Sólo tuvo un punto en común con el lanzamiento del anterior single, ‘LBD’, que explotaba su imagen de Lolita sin llegar a buen puerto: apenas 7 millones de reproducciones, 200 millones menos que su anterior single, casi 400 millones menos que su mayor hit. Y ahora, después de semejante descalabre, nos la imaginamos refrescando las cifras de Spotify de ‘Green Light Go’ cada 10 minutos, marcándose un eyeroll viendo como las de ‘Sin Pijama‘ siguen subiendo a una mayor velocidad a pesar del tiempo pasado.
Y es que, mientras Becky G cuela en español por los motivos antes citados y porque, las cosas como son, nos comemos cualquier cosa con un estribillo tarareable, en inglés no existe producto. No es alguien identificable, nadie entiende muy bien de qué palo va, ni si hace trap, rap, pop, salsa o merengue. ‘Green Light Go’ es otro ejemplo perfecto de como su carrera en inglés no despegará, posiblemente, en la vida.