Bebe Rexha se ha pasado por el plató de Jimmy Fallon para seguir con la promoción de su nuevo single, ‘I’m A Mess’, que si bien sigue teniendo tibios resultados en Estados Unidos, parece que va calentando motores para convertirse, al menos, en un hit moderado para la cantante. No tiene pinta de ir a igualar el éxito de ‘Meant To Be’ con este nuevo tema, pero Dios sabe, ¿quién iba a decirle a alguien que Rexha conseguiría un hit tonteando con el country y con Florida Georgia Line?
Pues ahora igual, habrá que esperar a ver qué ocurre con ‘Mess’. Por el momento, la actuación en el plató de Fallon ha querido recuperar la estética del videoclip, rodado como en una institución mental, que es la manera de 2018 de decir manicomio sin que la mitad de Twitter te insulte por insensibilidad, y para ello, Bebe se ha subido a una cama, se ha rodeado de enfermeros y se ha colocado unas imágenes bastante turbias de fondo de pantalla, por si el concepto visual no quedaba lo suficientemente claro.
Todo esto mientras ella, sencilla, actúa con un outfit entre lo Evanescence y lo Jennifer Love Hewitt en una fiesta de pijamas, que, una vez más, demuestra que Bebe Rexha tiene una capacidad innata para resultar uncool. De hecho, la actuación estaba bien planteada, pero según avanza, se da uno cuenta de que hay demasiados estímulos visuales al tiempo: el peinado imposible de ella con todo el pelo en la cara, la pelea de almohadas, las interferencias de la pantalla, las plumas, la cama, la coreografía de los doctores, las luces… todo termina siendo demasiado… erm, mess.
Y así, amigos, es como empieza una intentando promocionar su single y terminar rindiendo homenaje al título del mismo.