Gregg Alexander fue el líder de la fugaz banda noventera New Radicals, que desapareció tras un par de hits, pero también es el co-autor de muchos temas pop de principios de los dosmiles: ‘Life Is A Rollercoaster‘ de Ronan Keating, ‘Inner Smile‘ de Texas, ‘Everybody Get Pumped‘ de S Club, ‘On The Horizon‘ de Melanie C… o el reciente smash global de Sophie Ellis-Bextor, ‘Murder On The Dancefloor’.

La canción, que está viviendo una segunda vida con más popularidad fuera de UK que en su lanzamiento original de 2001 gracias al efecto ‘Saltburn‘ (aparece en una escena clave de la película), podía haber sido el lead single del álbum que publicaron los New Radicals.

En una entrevista que ha dado a The Guardian, Gregg Alexander habla de que dudaba de si presentarse con ‘Murder On The Dancefloor‘ o ‘You Get What You Give’, y finalmente eligió la segunda por ser una suma de todo aquello de lo que quería hablar. A largo plazo la jugada salió bien: el tema fue un éxito (#5 y Platino en UK), llevó al álbum al Disco de Oro y ‘Murder‘ quedó un par de años en la recámara, esperando su momento.

Eso sí, cuando llegó a manos de Sophie Ellis-Bextor, la canción sufrió un tratamiento Bienvenida Pérez. La referencias más underground se cambiaron por mayor corrección política y los sombreritos de pescador por las tazas de té de la mejor porcelana. Una coleta alta tirante, una visión pop brillante, y una Ellis-Bextor que le dio una vuelta a la propuesta, como cuenta también Alexander a The Guardian:

“Soy artista de corazón, pero en mi pluriempleo he producido desde los Strokes hasta a Tina Turner. Como Sophie ha dicho en entrevistas que el ‘Murder’ de los 90 de los New Rads inspiró la nueva letra, en lugar de usar mis metáforas de baile-asesinato de vamos a ‘¡vamos a La Haya! Y luego a darle a la cachimba”, mi compañera de banda Danielle Brisebois y yo hemos pensado que por qué no compartir un fragmento de ese cassette que le enviamos a Sophie y que contenía el casi “éxito perdido” de New Radicals.

Una canción que podría haber pasado desapercibida, y el mundo nunca la habría conocido, si no fuera por la fe de Sophie en la canción y su brillantez pop. Disfrutadlo – ¡y gracias eternas de New Radicals a Sophie Ellis-Bextor!”

Así sonaba la original y así terminó sonando reconvertida en smash pop. Pasó de poder presentarse en una gala de los NME Awards en el momento más disfrutón de la misma, a ser carnaza de un ‘Top Of The Pops’ multitarget. El adolescente dándolo todo con el espíritu disco-pop, la abuela diciendo “qué mona va esta chica siempre”.

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