Una de las claves del éxito de Adele es que es simpática. Es cercana, algo que choca bastante con la otra clave de su éxito: que es intensa. Tiene un catálogo de melodrama, de diva clásica, pero luego se comporta como lo que la parodia de Belén Esteban de Yolanda Ramos llamaría “la gente de la calle“. Y aunque normalmente ese trenzado de actitudes le funciona, hay otras veces que su status de vida la coloca en un punto un poco delulu.
Es el caso de su despedida de Las Vegas, escenario del que Adele se ha despedido tras 100 shows. 100 shows, entendednos, desde 2022. Que le sale una media de show por semana, vaya. Así se ha despedido de su público en el escenario, como si alguien a punta de pistola le estuviera obligando a terminar su ronda de conciertos.
“Lo echaré tremendamente de menos, os echaré de menos a vosotros… no sé cuándo querré volver a actuar, no sé lo que voy a hacer, no tengo nada preparado.”
Y es que Adele dice que “lo echará tremendamente de menos” pero también comentó hace unas semanas que no tiene planes de álbum o gira en los próximos años, vamos. Que se quiere centrar en su vida personal, que lo entendemos porque tiene la oportunidad y el dinero para ello, pero no deja de hacernos gracia el speech de persona que sacrifica por completo su vida en favor de un show por semana en un teatro. Imaginad a Adele con un trabajo diario a jornada completa en un Marionnaud. Al tercer labial está con un ataque de ansiedad en el despecho, la pobre.
La cantante ha hablado también de cómo ha vivido la experiencia de Las Vegas. Por supuesto con su bien de intensidad también:
“Empezó como algo jodidamente complicado, uno de los peores años de mi vida. Me estaban dando por todas partes, fue horrible, me decían que estaba acabando con mi carrera que y que Vegas jamás me perdonaría el cancelar en el último minuto. Pero si llego a hacer el show que cancelé, con toda seguridad no estaría aquí haciendo mi show número 100.
Si algo no os parece que está bien, en relación a cualquier cosa, no lo hagáis. No importa qué, y os hablo de un sentimiento instintivo, si algo no pinta bien no lo hagáis. Estoy súper orgullosa de mí y mi equipo, mi banda, mis seguidores… estoy muy agradecida a Las Vegas por darme una segunda oportunidad.”
Bueno, amor, es que recuperemos la narrativa: llevabas tiempo preparando un show y decides cancelarlo minutos antes de que la gente tenga que entrar a él. Pues normal que no Las Vegas, sino el público, se rebote. Es absolutamente irresponsable e irrespetuoso, por mucho que ella lo venda con este envoltorio de artista de “si algo no pinta bien, no lo hagáis”. Esto solo funciona en el mundo del estrellato y las mil posibilidades. Es, de nuevo, esa Adele majísima pero despegada de la realidad de su público.
Que, en el fondo, es lo que también la ha llevado a perder unos 20 millones de compradores de un disco a otro. Año tras año, se la ve más diva clasicona y menos “gente de la calle”. Puede que este salir de Vegas y tocar césped de nuevo le siente bien. Veremos si, algún año decide volver, si lo hace con la cabeza menos puesta en su speech de monólogo gracioso de Barbra.
Adele bids farewell to fans at the final night of her Vegas residency: “I will miss you terribly. I don’t know when I’m going to perform again”
— Pop Base (@popbase.tv) 24 de noviembre de 2024, 9:48
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