Mariah Carey es una parodia de lo que fue. Si es que alguien recuerda lo que fue, porque de eso hace ya bastantes años, para ser honestos. Siempre que se marca un comeback, se tiende a pensar «jo, qué mal vestida va; jo, qué ridícula con esto, o con lo otro…» y aunque la última vez se marcara un relativamente buen álbum, la era acabó enturbiada con una serie de singles fatal elegidos -salvando ‘Beautiful’– y por su presencia en general, que no tiene ya un halo de cantante experimentada, sino de ricachona aburrida que quiere invertir su tiempo en algo como hobby.
Y a eso sigue sonando ‘I Don’t’ después de varios teasers, sensación que aumenta ahora con el estreno de los 30 segundos de su vídeo correspondiente, en el que Mariah, sin vergüenza alguna, se planta un traje de látex que no puede sentarle peor y trata de ser sexy. Primero, señora, ¿cuántas veces va usted a grabar el mismo vídeo? y segundo, no se trata de que esté más delgada o más gorda, que eso es lo de menos, se trata de llevar una ropa que le siente bien. Y en este adelanto está extremadamente ridícula.
La enésima estrategia para cargarse un legado que cada día suena más lejano: Mariah ahora es poco más que una actriz porno retirada que hace playbacks de ciento en viento. Reconduce todo esto, querida, si es que aún estás a tiempo.
