Hacemos un llamamiento a alguien que tenga la bondad de evaluar a Sara Serena y al equipo que la asiste, que apunta a vivir en Los Mundos de Yupi más aún que la artista en cuestión.
Después de tirarse años inventándose una carrera, y creyendo que tiene algún tipo de éxito fuera de España -cuando su álbum y la reedición del mismo han sido un contundente fiasco incluso en este país-, Sara llegaba hace unos días afirmando ser #1 en las radios americanas. Y efectivamente, sí, era #1 en dos radios tejanas donde pinchaban a completos desconocidos y que no eran seguidas ni por mil seguidores en sus redes sociales.
Ahora, la última de Serena es vender a sus fans que es top10 en Billboard. Sí, ni siquiera se molesta en aclarar que se trata de una lista híper minoritaria que mide las ventas de los singles físicos -y digitales lanzados como single, conteniendo varios temas, algo que tampoco hace nadie- en Estados Unidos. ¡Singles físicos! Si se ponen a la venta cuatro, ¡literalmente!.
Para que os hagáis una idea, el #1 de la lista es Meek Mill con ‘$lay’, ¡y ni figura en el Hot 100, ni en el top200 de Spotify en Estados Unidos! con que imaginad las ventas que ha podido tener en una semana. Para colmo de males, ella se encuentra en el #9, con que podéis imaginaros que se han hecho con el single físico o digital -insistimos, el cómputo de los temas que se incluyen en él, no la canción aislada-, ella, su agente, y parte de su equipo por pena, por no dejar los singles ahí en la puerta de un Target medio avergonzados. Cuando la lista se ha filtrado, el #1 de la misma ha vendido cerca de 1.000 copias, o incluso menos. ¡En todo el país!
Pero repetimos, ella dice que es top10 “en la lista oficial de Billboard”. No hija no, lo mismo que no eras #1 en radio, tampoco eres top10 en Billboard, ni siquiera en una lista minoritaria pero medianamente relevante, como puede ser la latina, por ejemplo. Es verdaderamente bochornoso, y lo peor, es que Sara Serena, a este paso, la única valía artística que va a tener, es la de alguien que se cree sus mentiras. Con esa voz que tiene, que podría estar haciendo algo más que el ridículo.
