Las arcas de la Seguridad Social del Reino Unido -si es que tuvieran algo de eso, no estamos muy familiarizados con el sistema monetil de nuestros vecinos ingleses- ya están algo más llenas, gracias a que Pixie Lott ha encontrado trabajo con el que pasar el mes y cotizar algunas libras más para la creación de hospitales mentales, directamente creados para que todos aquellos que escuchen su nuevo single, ‘Baby’, sean atendidos lo más rápido posible.
De paso, además, con lo que ha ganado con el contrato de la canción, que no es suya sino del DJ Anton Powers, en una situación muy similar a la del último single “de” Marta Sánchez, ha logrado ir a la peluquería y rizarse el pelo, algo que es un acierto mucho mayor al de cuando llevaba el pelo cardado y trataba de ser SECSI. Ahora al menos, trata de erogenizar a su público con un pelo más natural. Los peluqueros que la siguen pueden estar tranquilos al escucharla vía Spotify.
Pixie se contonea, Pixie pasea entre coches, bancos y amigas, y canta la canción como si se hubiera pasado con la dosis de Dormidina esa tarde. Hija Pixie, ya sabemos que esta colaboración no va a ir a ningún lado, pero tampoco es ponerlo tan en evidencia con esa caída de ojos digna de estar hasta arriba de aburrimiento. Peores singles has lanzado a tu bola y se te veía más entusiasmada.