Si algo hemos aprendido con Shakira durante sus años de carrera, es a no bajar la guardia en ningún momento, porque aunque puede engatusarte en el camino con buenos singles, de pronto te lanza la mayor basura que jamás haya publicado y te quedan con los ojos de Marujita Díaz sin saber muy bien lo que hacer. Es el caso de 2017, porque si bien cerrábamos el año pasado decidiendo que ‘Chantaje’ era un fantástico ejercicio de petardeo, un uptempo de la colombiana en condiciones, que nos daba ‘Tortura’ vibes y nos terminaba pareciendo uno de los mejores singles de 2016, este año parece ir a conseguir todos los Amaros que tenga disponibles con su nuevo single, ‘Me Enamoré’.
¿Es ‘Me Enamoré’ no sólo uno de sus peores singles de los últimos años, sino el peor de su carrera? Estamos valorándolo, pero es posible que haya batido el récord y esta canción sea lo más trágico que haya grabado jamás Shakira. De verdad que no se nos ocurre una canción peor, una rima más trágica que “mojito” y “bonito”, y a su vez estas dos palabras con diminutivos del estilo de “ojitos”, “solito” y “barbita”. ¿Dónde quedó la Shakira que era capaz de componer una canción? La perdimos como morena, después la perdimos como latina, y ahora ¿la perdemos como letrista? Lo demás era aceptable, y latina ha vuelto a ser desde hace unos años, pero perderla como letrista es algo que no resulta tolerable. No podemos con una Shakira capaz de editar una mierda semejante -lo sentimos, pero es la palabra que más se acerca a lo que es ‘Me Enamoré’– y quedarse tan ancha.
Después, para acompañar al single, lo presenta con esa portada. Esa portada de madre a los 40 que quiere hacer un álbum para recordarle a su hijo que ella, cuando era joven, también hacía gamberradas. Esa foto de señora que se acuesta con rulos y duerme recostada para que no se le estropee el peinado. Esa carátula de Lisa Simpson jugando con su melocotonero. No, hija, no. Así no. Que forma tan tétrica de estropearnos un fin de semana, oye. Ya hemos vuelto a la Shakira a la que le da igual ocho que ochenta. Ay, ‘Fijación Oral Vol. 1’, qué lejos nos quedas ya para poder, al menos, consolarnos contigo.