El jurado de OT siempre es un tema. O bien porque eligen a un puñado de gente random entre las que nos cuelan un villano poco interesante, o bien porque están pasadísimos de rosca cuando la televisión en general acompaña a ese tono, o bien porque se pasan de buenismo y no terminan diciendo nada más allá de “está el nivel cada vez más alto” y “nos lo estáis poniendo muy complicado”. Este año, de hecho… un momento. Esperad. ¿Está este año realmente funcionando el jurado de Operación Triunfo?
Pues voy a decir que sí, aunque haya sido posiblemente lo que más quejas, a nivel televisivo, haya acumulado en los últimos días. Mi sensación es que, aunque se hable de críticas al jurado, realmente están siendo más por la gestión de lo que dicen que por lo que dicen en sí mismo. Quiero decir, más allá de que en la Gala 0 nadie quiso poner ningún punto sobre ninguna i, ¿no fueron suficientemente críticos en esta segunda gala?
Otra cosa es que estemos de acuerdo o no con las críticas que hacen o si se las hacen a quien consideramos oportuno y pasan por alto otras cosas. Pero no podemos decir que el jurado de este año, formado por Leire Martínez, Abraham Mateo, Cris Regatero y Guille Milkiway disfrazado de algo que solo él considera cool, haya sido poco claro en la última emisión.
¡Sigue la web también en redes!
La clave, desde mi punto de vista, pasa ahora por la concisión y el afinar —such fun— las formas. Por el ritmo televisivo per se. Porque de los cuatro, solo Leire Martínez parecía tener claro cuál era el tono a utilizar y la forma en la que aparecer en pantalla. Abraham Mateo, que habla a los concursantes mirando por algún motivo al público del foso, se enredaba en explicaciones redundantes aunque incluía puntualizaciones interesantes; Guille repetía continuamente lo mismo sin terminar de concluir sus frases y la pobre Cris Regatero, que iba un poco con demasiados pies de plomo, tenía que meter el turbo en la parte final del programa.
El jurado necesita montarse un guion rápido en los minutos que tienen para deliberar. Un par de frases por concursantes antes de explicarle su destino. Tampoco hace falta una tesis para evaluar la actuación de Laura Muñoz. No es tan intenso. Pero OT no puede tener una gala de ritmo rápido y hundirse cuando enfocan al jurado.
Sobre todo con cuatro caras que saben de lo que hablan y, de momento, parecen aportar conocimiento y consejo. Aunque sea enrollándose. Que alguien le dé tips a este jurado y si en la siguiente gala no se van por los cerros de Danni Úbeda puede que estemos ante uno de los más acertados de los últimos años. Puede que, por una vez, tengamos cuatro caras aportando algo útil a los concursantes, sobre todo cuando los dejan sentados esperando el veredicto.