El 23 de mayo podremos escuchar el nuevo álbum de María Peláe, El Evangelio, el tercero de su carrera después de La Folcrónica y Al Baño María. Yay, puns. I love puns. Y aunque todavía no hemos podido escuchar ningún adelanto del trabajo, lo que sí tenemos ya entre manos es su carátula. Y efectivamente, confirma que hemos debido estar rezando al santo adecuado, porque María ha abandonado los aesthetics Cadena Dial, especialmente del último disco, cuya carátula parecía la de un álbum genérico de Pastora Soler o Vanesa Martín, de esos que el público, a largo plazo, jamás sabría identificar si se publicaron en 2002, 2014 o 2025, porque todos se ilustran con el mismo photoshoot faux-glamouroso que destila energía de portada de la revista Saber Vivir.

El Evangelio no parece contener quince recetas para cocinar una exquisita merluza, ni recomendaciones sobre cómo bajar los niveles de colesteros en apenas tres semanas, o una entrevista de Emma García en la que asegure que está en ‘el mejor momento de su carrera’. El Evangelio tiene otra cosa. Para empezar, concepto. Porque María sostiene el actual Evangelio entre manos, una puma en la otra y tanta simbología a su alrededor que esto alcanza tintes de promo de Mujeres Desesperadas en las que había que descifrar cada cosa que ocurriera en ellas.

María, colocada frente a la ventana de la que Elphaba se lanza al vacío en Wicked, no tiene una escoba con la que salir volando, pero sí una falda realizada con doscientos rosarios, entre los que lamentablemente podemos confirmar que no se encuentra la cantante que versiona cada par de años ‘No Dudaría‘, ni Raquel Del Rosario. Y eso que su propio nombre indica su pertenencia al mismo. Es como llamarse Carmen Sevilla y no haber pisado jamás la ciudad andaluza. Una asignatura pendiente de la canaria, desde luego: haga usted el favor de estar menos a pumas y más a faldas en las que debería aparecer.

Imaginamos que antes de la salida del álbum tendremos los primeros adelantos del mismo, con lo que preparémonos para que este lanzar la Biblia por la ventana cabree a más de uno pendiente de una estampita y fascine al gran público. María Peláe parece haber encontrado el tono en todos los aspectos. Métele castaña, María.

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