Que Ana Mena es una muchacha coqueta pues es una cosa evidente. No es Ana Mena precisamente Alicia Keys que se planta en una alfombra roja desmaquillada y oye, tan pichi. No, ella está tan sobreproducida como una canción de Lorena Gómez. Ella siempre va impoluta, de punta en blanco. Ella bien de foxy eye, bien de labio delineado y bien de contouring para que parezca que lleva un círculo de luz delante de la cara de la misma forma en la que Doraemon llevaría un helicóptero en la cabeza.
Y estupendo, porque además Ana Mena ha hecho de ese look algo absolutamente reconocible: el gesto de los ojos entrecerrados como cuando Prue Halliwell aún no controlaba la telequinesia con las manos, el morrito bien cual si en un besamanos estuvieras obligada a besar a cada invitado y el pelo de corte Mariah Carey: igual cambia a veces, pero el cambio es prácticamente imperceptible para el gran público.
Lo que pasa es que a veces la obsesión por lucir estupenda parece estar llevándose por delante algunas ideas artísticas. Así lo han contado en el podcast Dos Gays Y Un Hetero, donde cada uno tenía fuentes diferentes contando la misma historia. Salvo el hetero, por razones obvias. Si le preguntas a él qué es un Bellodrama te dirá que es un bollo relleno de cacao.
“Preparan lo que va a ser el rodaje y preparan la idea y todo lo que tienen, ruedan todo… como siempre lleva otra cantante extra, pues las tías se ponen un poco insoportables con su imagen. Pónme este foco aquí, poneme las luz aquí, no me grabes de arriba, no me grabes de abajo, este focazo todo el rato apuntándome a la cara para que no se me note ni la nariz… y luego cuando lo editan y ven el videoclip, le hacen cambiar todo el videoclip para que ellas salgan los más monas posibles.
Y por ejemplo el videoclip de Las 12, que es el de los zombies… en un primer momento era de otra manera completamente distinta,(…) y ellas se lo hacen cambiar… se carga sus videoclips, renuncia a todo, solo para que salga guapa. Y entonces bueno, igual saldrás guapa, pero que estoy seguro de que en los otros planos que ayudarían a que el videoclip sea mejor estarías también bien.”
Ellos hablan del vídeo de Las 12, pero es cierto que este mismo rumor también es vox populi entre la gente de la industria tras la publicación de Carita Triste, un rodaje que tenía previsto contar una historia, pero que también acaba en un concepto tan simple como ‘invadid una casa estupendas y cubiertas en látex’. Hay planos que no cuadra, se nota que había una intención no desarrollada.
De hecho, siempre se habló de que el rodaje de Carita Triste había acabado con alguna tirantez entre Emilia y Ana Mena, tirantez que tocó aparente techo en la gala de Los40 Music Awards, donde Ana interpretó el tema conjunto sin la presencia de su invitada, que estaba también en la gala y recibió el premio a Mejor Canción Latina por La Original.
Parece que las discrepancias por la posición y lejanía del foco se cargan no solo oportunidades de lucir más artísticamente ambiciosa sino también alguna que otra relación colaborativa. Bien es cierto que el tema del control excesivo sobre la imagen de Ana es un tema popular desde hace ya años, cuando precisamente, como decía al principio, consiguió hacer de su look algo reconocible para el gran público, que terminó por ponerla nombre a ella más allá de los hits. Que su maquillador estaba siempre pendiente de dar el OK en cada grabación -ya no de vídeos, sino también de promos o entrevistas-, vaya.
Cualquier día acaba hasta el higo de Doña Margaret Astor y aparece a cara lavada en una colaboración con Dios sabe quién. Veréis.