Hemos hablado largo y tendido de La Oreja De Van Gogh desde que el grupo comparte un escueto y gélido comunicado en el que dan por rota la colaboración de Leire como cantante de la banda. Hablemos así, un poco en clave empresarial, porque esa es la sensación que ha dejado el texto: la del despido -o invitación a no permanencia- de una empleada.

Una de las cosas que he contado es que, según lo que me cuentan fuentes que considero fiables, la banda tendría ya acordada una fecha (de esas únicas que acaban siendo doce) en la que celebrar su catálogo junto a Amaia Montero. Y sin Leire. Ya os he hablado de esto en la cronología de salida de la hasta ahora cantante del grupo, pero en cualquier caso, todo sería una estrategia para, después, impulsar los proyectos de cada uno de los lados. No buscaba la permanencia de Amaia en el grupo.

La cuestión que nos planteabamos, de confirmarse finalmente el concierto de Amaia y La Oreja De Van Gogh restante, es que todo esto es una bomba de relojería en manos de ambas partes. Hoy, en ‘Ni Que Fuéramos Shhh’, Javi De Hoyos hablaba de que Amaia no estaba pasándolo bien después de que se la salida de Leire estuviera provocando un backlash hacia ella. Especialmente porque, recordemoslo, Amaia compartió unos emojis divertidos a un comentario de “calienta que sales” el día del abandono de Leire, y anteriormente había compartido una foto con Xabi que borraría a todo correr.

Amaia no es la culpable de esta situación. Si acaso es el motivo, pero por decisión de otros -los que consideraran que esa reunión era el boost que su proyecto necesitaba-. Ella debería, por su propio bien, quedar fuera de la ecuación. ¿Cuál es el problema? Pues que ese concierto, una reunión y el simple hecho de su regreso ahora mismo después del comunicado de La Oreja le van a detonar en las manos, sí o sí.

Es más que evidente que Amaia no estaría preparada para un escrutinio enorme por parte de los medios y del público. Porque lleva años fuera del foco precisamente para evitarlo y para sanar. De esto y de otras cosas. Pero también de esto. Confirmar el concierto, después del feo a Martínez y con la que hay montada mediáticamente sería poner a Amaia absolutamente contra las cuerdas. Y no veo hasta qué nivel es esa situación sostenible realmente.

Por otro lado, ¿cuál es el futuro que le espera a La Oreja? En su caso, la bomba detona para despedirlos. Si confirman el concierto es para despedirse. Si deciden echar marcha atrás es para despedirse. Es insostenible que la banda vaya a decidir continuar si no es con Xabi San Martín como su nueva voz. Y aún y con esas, ¿qué punto de viabilidad tendría eso? ¿Mayor o menor que el de elegir a una señora llamada Lucia Jimeno para ser, de nuevo, una mera asalariada?

La Oreja tiene muy difícil escapar a la explosión de su bomba. En cierto modo, la marcha de Leire supone su reventón. Pero en el de Amaia, la no confirmación de la reunión podría servirle de salvavidas… o al menos mitigaría en cierto modo el efecto contrario que surgiría de ella. Ya ni contrario, el efecto de presión insostenible. Es más, el mayor resguardo para Amaia sería un desmentido en caliente: “no, no se está planteando un concierto”. Aunque sea yo el que lo digo y sea yo el que caiga con mis fuentes.

El cuarteto donostiarra tiene ya poco que hacer, salvo milagros, pero al menos, si el plan de Amaia para volver pasara por otros derroteros, visto el enorme impacto negativo de este último par de días, está a tiempo de salvar sus muebles. Quizá su momentum ya no sea el de subirse a cantar ‘Rosas‘ con sus compañeros, por mucho público que atrajera la situación.

Es al que no atrae del que habría que protegerla.

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