‘La Voz’ continúa en Antena3, esta vez en una edición de Dios sabe qué aupando a Dios sabe quién como ganadora, porque que levante la mano quien recuerde el nombre de un ganador de ese programa. Bueno, vale, vais a correr a decir “Antonio José“. Que levante la mano quien recuerde el nombre de un ganador simpático de ese programa.
El caso es que durante la final de la edición actual, que ha durado como tres cuartos de hora -la edición completa, no la final en sí-, han actuado Luis Fonsi, Pablo López y Malú. Lo que pasa es que el programa tiene la feísima costumbre de realizar las actuaciones de forma rarísima. Estando los tres entregados a una actuación de ASMR, de interpretación facial, de primerísimos planos que harían temblar la filmografía completa de Anne Hathaway, que dejarían su paso por ‘Les Mis’ como una mera anécdota desdentada, la cadena se empecinó en colgar planos de Lola Indigo en el escenario intepretando ‘Mala Suerte’, desde su nuevo EP ‘GRX‘.
A Dios gracias, ‘La Voz’ solo emitía planos de Lola cada 15 o 20 segundos, permitiendo al público del programa ver lo que realmente quería ver: cómo Pablo López ponía cara de estar estudiando a Kant llevándose las manos a la cara en un gesto de sorpresa y satisfacción. O como Luis Fonsi parecía congelado con una sonrisa que a Malú le costó horrores sacar. Las viejas costumbres, imaginamos. Eso o que estaba pensando en Paz Padilla durante la primera parte de su performance facial.
Algo que no sabremos, porque Antena3 no nos permitió desarrollar esa narrativa por culpa de los seis planos de Lola Indigo interrumpiendo la performance. Allí estaba ella, con sus bailarines, dando forma a una era más barrio, más raíz, menos tener la pierna encima del hombro y la clavícula a la altura del coxis esperando impaciente a que entre un rap de Mala Rodríguez. Esto tiene un tinte más flamenco y aesthetic.
Pero no era el momento: Lola siempre es bienvenida, pero mujer, no cuando están actuando los demás y tienen a ‘La Voz‘ pendiente de cada gesto. Es que si cuelan un plano tuyo en medio de ese despliegue interpretativo, pues no podemos verlos bien.