A escasos días de que todo el mundo pueda disfrutar del libro de memorias de Britney Spears, que prácticamente está colgado completo cita a cita en diferentes medios, la cantante está siendo el foco de atención por diversos motivos. El más obvio el del libro, que ha puesto en el disparadero de nuevo a Justin Timberlake y Christina Aguilera, pero también por razones como su primera portada en años -para la revista People-, el hecho de que haya suspendido todo evento promocional relacionado con el libro, o que ahora se ha filtrado su casting completo para ‘El Diario De Noa’.
Noa, el personaje que acabaría haciendo Ryan Gosling, no la cantante israelí. No nos hagamos la picha un lío. Hace ahora una década, Britney Spears continuaba probando suerte en el cine a pesar del fiasco de ‘Crossroads‘ -que, por cierto, también acaba de reestrenarse-, intentando conseguir el papel protagonista de la película.
En pleno 2023 podemos ver un par de minutos de la prueba de Britney Spears para la misma, donde Britney da rienda suelta a su capacidad interpretativa, que no es por nada pero en comparación a la prueba de la protagonista final, Rachel McAdams, palidece como Ariana Grande después de 2019. Que Britney lo mismo pinta un cuadro, que canta, que actúa que te escribe un libro, pero tiene en común que todo lo hace generalmente igual de mal pero con la misma capacidad de mantenerte pegado a lo que está haciendo. Cada cosa que prueba nos deja claro que si alguien define como nadie el “factor equis“, esa es ella.
Britney tenía -y retiene- la capacidad de ser un imán de atención: según aparece, es imposible dejar de mirarla. ya sea para venderte un perfume, bailarte una coreografía con cuchillos, hacerte un monologo con voz de Siri en ‘SNL‘ o ahora, what-she-calls actuar. Britney en su máximo esplendor, poco tiempo antes de la debacle emocional que le supuso la tutela que ahora detalla en su libro de memorias.