Decían en su presentación que a Lissandro, el representante de Francia de Eurovisión Juan Y Medio, era muy fan de Elvis. Ni falta hace que lo juraran, porque la mitad de su performance se ha basado en imitar al artista. La canción francesa, ‘Oh Maman!‘, bebía muchísimo del pop retro y de las estrategias de los crooners de nueva era, y era la forma perfecta de convencer al público potencial de este Festival: la abuela que hace ganchillo en un sillón reclinable y el eurofan medio de 40 años que llena tiempo entre Festivales aprendiéndose los TikToks de los adolescentes.
Lissandro lo ha hecho muy bien realmente, dentro del despropósito que es todo este Festival, y ha conseguido convencer al jurado, que lo ha dejado en cabeza, y al público, que lo ha dejado tercero sólo por detrás del Reino Unido y España, favoritos del voto online. Voto que, como ya sabréis, cada país puede ejercer sobre sí mismo.
España, por su parte, ha quedado sexta para el jurado con 59 puntos y ha sumado después 78 puntos del voto online, sin llegar a superar la posición que el jurado le ha otorgado. Bastante es, las cosas como son, considerando el sonido de ‘Señorita‘, que parecía rescatada del cajón latino de hace un lustro en cuanto a musicalidad y rescatada de aún más atrás en su puesta en escena.
Palmeras de neón, efectos del ‘Just Dance’ y un Carlos Higes cantándole al verano en jersey de cuello y vuelto y abrigo blanco, para una performance en la que el chaval ha hecho lo que ha podido en el escenario. ‘Señorita‘ venía incomprensiblemente hypeada por el fanbase español medio, porque realmente siempre fue un bajón de uptempo, por mucha playa y abanico que sugiriera a su alrededor.
Ucrania, el otro país con el foco encima por elegir un tema excesivamente obvio sobre su conflicto bélico, no ha conseguido emocionar especialmente: ha quedado 9ª de 16 participantes, con un voto online correcto, 64 puntos (7ª) y un jurado (11ª) que tampoco la ha visto excesivamente espectacular.