La última gala de los Oscar se vio ensombrecida por una bofetada de Will Smith a Chris Rock cuando este hacía un desafortunado chiste sobre el pelo rapado de su mujer, Jada Pinkett. La actriz lleva la cabeza rapada, entre otras cosas, porque sufre un problema de alopecia y el humorista tuvo el desatino de compararla con la Teniente O’Neill.

La actriz, al escuchar el chiste, cambiaba de cara y pasaba de la risa a la absoluta seriedad, mientras que Will Smith seguía riéndose. No es hasta que se da cuenta de que a ella le sienta mal que cambia de comportamiento, se sube al escenario y golpea al humorista. Después, ya desde su asiento, le grita que “tenga el nombre de su mujer fuera de la puta boca”. Jada no dice ni mu en toda la escena.

Y claro, semejante numerito hace que ya nadie recuerde a ‘Coda’ como gran ganadora de la noche. Más de 70 millones ven el vídeo de The Guardian retratando el sopapo en apenas un día. La opinión pública no se pone del lado de Will Smith, salvo excepciones. La Academia, que en 2017 montó un decálogo de buenas formas para su cumplimiento, anuncia que verá qué medidas tomar tras el incidente. Unas medidas que podrían pasar por la retirada del Premio Oscar a Smith.

Es hora del control de daños.

El actor ya salió a montar su numerito en el escenario después del altercado, al recoger el premio, consciente de la que se le venía encima al montarla en una gala en directo. Todos sabemos lo que eso implica en Estados Unidos y generalmente no suele ser bueno. Por tanto hubo lágrimas, hubo disculpas -no a Chris Rock en aquel momento- y hubo mucho de papel de marido entregado que necesitaba retar a duelo al que osara difamar a su bella dama. A Will Smith sólo le faltó la espada en el escenario para montar su sainete del Siglo XVII. Que el amor te lleva a hacer locuras, dice. Esperemos que en casa haya algo menos de amor, entonces. No vaya a ser. 

Will Smith, como decimos, ha procedido al control de daños, con una disculpa en Instagram, ahora ya sí dirigida a Chris Rock:

“La violencia en cualquier forma es tóxica y destructora. Mi comportamiento en la gala de los Oscars de anoche fue inexcusable e inaceptable. Las bromas sobre mi trabajo son parte del mismo, pero la broma sobre la condición médica de Jada fue demasiado y actué de forma emocional.

Me gustaría disculparme públicamente contigo, Chris. Estuve fuera de lugar y estuvo mal. Estoy avergonzado y mis acciones no representan al hombre que quiero ser. No hay lugar para la violencia en un mundo de amor y bondad. 

Me gustaría también disculparme con la Academia , los productores del show, los allí presentes y los que lo vieron en todo el mundo. Pedirle disculpas a la familia Williams y a mis compañeros de King Richard. Me apena muchísimo que mi comportamiento empañara lo que hubiera sido un precioso viaje para todos nosotros.

Tengo mucho que aprender aún.”

El rapero ha sido apoyado por un, de nuevo, tibio comunicado de Jada Pinkett en sus redes, que continúa como sujeto pasivo de toda esta situación, a pesar de ser absoluta protagonista y gran víctima de la misma. Así ha contestado en sus redes:

“Esta es temporada de sanar y estoy dispuesta a ello.”

Entendemos que quiera mantenerse al margen, pero era su momento de hacer ver que lo que Chris Rock hizo no estuvo bien. Y explicar por qué. Porque ese no era el trabajo de Will Smith. Y sigue sin serlo después del altercado, ya que ni era el protagonista del asunto ni tiene ya credibilidad alguna en él. Pero ella sí que la tiene: ella podía haber puesto muchos puntos sobre las íes. Pero la estrategia de la familia Smith no es esa: la estrategia es llevar a las aguas a calmarse lo antes posible, para evitar futuras consecuencias.

Jaden Smith, que tuiteó “así es como lo hacemos” después de la bofetada en la gala, no ha vuelto a hablar del tema en redes sociales y su hermana, Willow, apenas ha compartido un story que tiene una indirecta relación con el suceso:

“¿Sabéis quién está pasando por un mal momento ahora? Literalmente todo el mundo. Sed amables.”

Los Smith tienen un duro camino para intentar que el borrón en el curriculum no les salpique en adelante, pero Will tiene una carta importantísima bajo la manga: es un hombre. Si Jada hubiera sido la que saliera a abofetear a Chris Rock, ahora mismo la tendríamos de desequilibrada, irascible, arpía, borde y mujer poco comprensiva. Él quedará como el caballero defensor que perdió los nervios porque insultaban a su damisela. Y Estados Unidos es igual de tradicionalista con las galas que con estos speeches.

Will Smith se hará ahora un daytime hablando con mucha calma sobre el tema, agarrado de la mano de su mujer, que le dedicará unas dulces miradas cómplices. Y los Oscar le reprobarán pero mantendrán su premio. Y volverá a haber otra standing ovation para el actor. Y volverá a ‘El Hormiguero’. Y seguirá siendo el majo de Will Smith. Ya suelte una hostia por gala de aquí en adelante.

Este Will, hay que ver cómo es con el amor. 

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