Televisión Española ha vuelto a hacer una preselección infumable para ser emitida en directo. Una gala de unas dos horas de duración en la que el público debía decidir entre ‘Voy A Quedarme’ y ‘Memoria‘. Ni para esto puso las cosas fáciles Televisión Española, cambiando los teléfonos para cada canción a mitad de gala -veremos si esto es o no una estafa si alguien decide denunciarlo oficialmente-, provocando que los porcentajes, completamente distanciado al inicio del programa, terminarán igualándose hacia el final.
Evidentemente, a eso también ayudaron las presentaciones de Blas Cantó: medidas y bien planteadas de origen, tanto la balada como el uptempo terminaron quedando algo frías en escena, pero ‘Memoria’ ganó enteros en directo al tiempo que ‘Voy A Quedarme’ los perdía. No fue culpa de Blas Cantó, aunque sí que estaba algo nervioso al arranque de la ceremonia. El ritmo atropellado del inicio, con ambas canciones interpretadas en los primeros 15 minutos, los problemas de sonido que impedían escuchar su voz con claridad bajo los coros, sus propios problemas con los volúmenes e in-ears…
Está claro que si Televisión Española pone el foco en algo, lo descuida de alguna otra parte: este año teníamos mucho escenario, pero a cambio tuvimos poco sonido digno.
Como decimos, en los primeros 15 minutos, ya sabíamos que una de las canciones tenía una enorme ventaja y habíamos escuchado las dos propuestas. ¿Cómo iban a rellenar la hora y media restante? Pues con la más absoluta nada, porque ‘Destino Eurovisión’ fue un batiburrillo de vídeos y performances sin una narrativa clara, ni un objetivo reconocible. Un cover de Queen con Edurne, una colaboración del primer álbum con una Vanesa Martín en su peor noche, un dúo con Pastora que terminó sonando demasiado gritado, ‘Lucía’, un trío verbenero bastante lamentable junto a Roi Méndez y Cepeda, cinco minutos de baladón con Nia… y todo ello sin una historia que planteara el porqué de las elecciones, o las enmarcara dentro de una lógica. Las actuaciones de los invitados, al 80%, sonaron amateur y sin ensayos previos. Aunque sepamos que existieron.
‘Destino Eurovisión‘ culminaba con Tony Aguilar y Julia Varela anunciando, de forma chapucera y cargante, la elección de la ganadora. “No, espera, ¿quieres decir algo?”, “vamos a desvelarlo, espera no… ¿alguien quiere saludar?”, “espera un poco, envía un mensaje a Murcia”…. todo porque la canción elegida no estaba en el sobre, sino en una de las pantallas. Tony y Julia no supieron reaccionar.
Las dos canciones candidatas se presentaron de forma más digna que en los años anteriores, pero queda mucho, mucho trabajo por hacer. Y por una vez, hubiera sido un gusto descubrir que se llega a la emisión con los deberes hechos.