Estamos en la época espiritual de Justin Bieber. Su ‘Ray Of Light’. Su “me he apuntado a mindfulness y no veas qué claridad de mente”. Su era de poner incienso en el salón y hablar con el tono melódico de La Hierbas. Lo vimos en ‘Holy’, su anterior single, con su mensaje de fraternidad, su épica góspel-pop, su “también puedo ser una persona no frívola”, y ahora lo vemos también en ‘Lonely’.
Un single en el que el nombre de Benny Blanco, el productor, bien podía no haber aparecido como featured, porque chica, si te vas a poner introspectiva y profunda, deja a ese señor a un lado un segundo. Los focos a tu persona. All eyes on me in the center of the ring, just like a circus. Ya lo decía Britney Spears, que de esto biográfico sabe mucho.
Justin Bieber recapacita sobre su juventud y la conclusión a la que llega es que, como Estela Reynolds, qué solo estaba, qué solo. Dice que lo vimos estar enfermo y que nos importó una mierda, que no hacíamos más que criticar las gilipolleces que había cuando era un chaval idiota, y que estaba rodeado de gente pero nadie escuchaba nada. Vamos, que es el single que Demi Lovato publica cada quincena, pero ahora como parte de su discografía. A todos nos hace falta descargar de vez en cuanto. A Demi igual demasiado, a Justin, por ahora, lo justo y necesario.
Claro, con este panorama entre manos, el vídeo debía escenificar la juventud del cantante. Y ahí vemos a un niño, ataviado como si fuera Bieber en la era ‘My World’, presentándose delante de un teatro en el que no hay nadie esperando más que el propio cantante ya en su era adulta.
Si bien es cierto que seguimos esperando que Justin demuestre que lo de ‘Purpose’ no fue simplemente un tiro certero nacido de la pura suerte, al menos estos dos últimos temas nos están alegrando más que todo el soporífero contenido de ‘Changes’. El anterior por lo fraternal y este porque le ha ahorrado dos sesiones de terapia.