¿Recordáis aquel restaurante al que fuisteis hace un tiempo, que os pusieron una sopa con una pinta rarísima y después os pasasteis varias semanas con mal estómago y peor esfínter? Seguramente no lo recordéis porque es una anécdota que acabamos de inventarnos, pero en caso de que lo hicierais, os podemos confirmar que aquella sopa os sentó mejor que a Justin Bieber los años de espera entre ‘Purpose’ y ‘Changes’, que se pone a la venta la semana que viene.
Y es que Bieber ha perdido en este último lustro todo atisbo de creatividad y buen hacer pop, en favor de un regreso al R&B de ‘Journals’ en plan modernizado, que le está dejando un tanto sediento de hits y de colchón para el disco. No se puede ser Justin Bieber y lanzar canciones que podría estar publicando el artista local de R&B de cualquier país que se ha tirado meses oyendo a Drake y Chris Brown. Como la ‘María’ de Ricky Martin, Bieber dio en 2015 un pasito p’alante y ahora da un pasito p’atrás. De aquí al perro y la mermelada nos quedan dos lanzamientos.
Justin se pasó por ‘Saturday Night Live’ a hacerse ver, y la verdad es que todo fue entre lo meh y lo WTF: ‘Intentions’, que ya de por si es un tema aburridísimo, contó con una puesta en escena muy Suecia en Eurovisión, que le intentó sacar chicha a la canción. Pero es que de donde no hay… en ‘Yummy’, Bieber se presentó con instrumentación de cuerda en el momento más WTF del pop desde que Geri Halliwell convirtiera ‘Wannabe’ en balada.
El único chelo que querríamos ver acompañando a esa canción es García Cortés, que podría haber sido más graciosa siguiendo la coreografía posterior. Que sí, gracias a Dios el momento ‘Concierto de Año Nuevo en La2’ dio paso a un número de baile con sombras que estuvo bien, aunque podría haber estado mejor.
Y por el amor de una mujer, Justin, haz el favor de revisar ese look de señor tejano de 46 años votante de Trump.
