El coño de Kylie mide aproximadamente unas cuarenta y tres hectáreas. En la superficie que ocupan sus ovarios, de hecho, se podría crear un espacio con atmósfera propia en el que podrían tener cabida nuevas especies vitales. De hecho, se comenta que su toto tiene satélites propios, de tanto como ha anchado. ¿Y todo por qué? Pues porque acaba de anunciar que su ‘Definitive Collection’ no era tan definitive, y que se reedita ahora en una edición de tres discos con uno especial de remezclas y radio edits. Vamos, lo que es un sacacuartos de toda la vida para intentar llevar el trabajo al Oro y de paso, hacer caja en Navidad.
Pero vamos, con la carrera que tiene detrás Kylie, tampoco vamos a ponernos a criticarla. Especialmente porque es maja, y cómo vamos a decir nada malo de alguien que es maja. Os estamos escuchando, como Instagram, así que absteneos de hacer comentarios hostiles al respecto de esto que acabamos de decir. Lo importante aquí es Kylie, y la diminuta estrella del pop se ha presentado en el show de Graham Norton para que su intención de hacer caja al menos tenga cierta base.
Y tenerla, la ha tenido. Kylie ha puesto toda la carne en el asador llevando ‘Slow’ al escenario, pero recordándonos que tiene buen ojo para los remixes: si en 2001 ya nos dejó a todos a cuadros cuando mezcló el ‘Blue Monday’ de New Order con su ‘Can’t Get You Out Of My Head’, ahora le saca todo el partido al primer single de ‘Body Language’ interpolando elementos de ‘Fashion’ de David Bowie. Y menuda fantasía queda al final.
La puesta en escena de la remezcla en cuestión, que está disponible en El Cariño De Toda Esta Gente, cuenta con una decena de bailarines alrededor de la australiana, que vuelve a hacer gala de su maravillosa capacidad para fingir estar siguiendo una coreografía con sólo el movimiento de una unidad de brazos. Menuda reina.
