Estamos tan, pero tan poco acostumbrados a hablar bien de nuestras candidaturas de Eurovisión, que a veces no sabemos ni qué decir. España ha llegado a Israel con el trabajo hecho, y guste más o menos, la segunda jornada de ensayos ha sido una confirmación absoluta de ello: ‘La Venda’ aparece bien pulida en los pases previos a la gala.
Miki se ha estabilizado en el top15 de apuestas y, aunque queda mucho Festival por delante y cualquier cosa puede llegar a pasar, lo que parece evidente es que España volverá con la satisfacción de un trabajo bien hecho de la edición de este año. Sea en el 26º puesto o en un poco probable 1º, al menos 2019 marcará el año en el que alguien utilizó la cabeza para no hacernos pasar inadvertidos.
Alguien, y el propio artista de la actuación, porque Miki desborda energía durante ‘La Venda’, y esa es la principal baza de la candidatura: el color, la energía, unos coristas que están perfectamente coreografíados y medidos en cuanto a voz y entrega. Sorprende que todo llegue tan hilado que los cambios de ayer a hoy hayan sido de iluminación y planos de cámara, para captar mejor la vida de la canción.
Algunos medios presentes señalan que el de España es el ensayo que “más ha ganado de un pase a otro” y Miki y sus coristas se han fundido, emocionados, en un abrazo al final del tercer pase de esta jornada. “No hay ni un segundo de aburrimiento”, “su alegría es contagiosa”, “es un imán de televoto”, dicen este año los medios que el año pasado nos tildaban de “aburridos”, “fríos” y “lineales”.
Como siempre, habrá que esperar a la propia gala para ver si el gafe de España no nos lleva de vuelta al bottom five, pero, incluso si ocurriera, la venda ya cayó, y sólo quedó la alegría, y un trabajo estupendo.