Imagínate que vas por las calles de San Juan, Puerto Rico, pero no estás sola con tu espíritu, ni sola con tu amor el mar, porque han pasado ya 20 años desde que Maná nos torturara a todos con aquel tema y ni que Maná fuera aún algo de lo que hablar. Volviendo al tema, que nos despistamos: imagina ir por las calles de San Juan y que de pronto aparezca una fanfarria -o como quiera que se le llame a un grupo de gente que parezca salido del Party Fiesta en esta zona- con Bad Bunny y Jimmy Fallon al frente.
Sí, por un lado pensarías: ¡anda, los Col Plei!, pero por otro, rápidamente te darías cuenta de que nadie va haciendo de hombre orquesta y de que Chris Martin sólo llevaría encima ropa de Desigual, pero nada con lo que pudieran terminar confunidiéndole con Pikachu a la salida de la consultoria santera. Es entonces cuando notas que se trata de Bad Bunny y Jimmy Fallon, que están rodando un especial para el late night del último, y que el primero está interpretando su smash global ‘Mía’ -lamentablemente no un cover del clásico de Juan Camus-, cambiando a Drake por alguien un poco menos omnipresente. Pero tampoco mucho.
Fallon hace los coros de Bad Bunny, que en estricto playback va paseándose por las calles, mientras más y más gente se suma al experimento, con trombones, zancos, vestidos para una gala de Nochevieja de una cadena autonómica o con elementos patrióticos (sort of, recordemos que pese a su autogobierno siguen siendo parte de Estados Unidos) y folclóricos que los acompañen.
La txaranga -qué nos gustan este tipo de términos- termina de la forma más heterosexual y menos Bad Bunny imaginable, con cánticos de ‘oe, oe, oe, oé’, como si en vez de a un número de reguetón hubiéramos asistido al último partido entre insertfutbolclub e insertfutbolclub. Fastuoso.