Confirmamos que la peluca platino que Ariana Grande lleva en su nuevo vídeo, ‘No Tears Left To Cry’, debe ser una de las pocas que ha quedado intactas sobre la faz de la tierra, porque, a estas horas, las probabilidades de que el resto estén circulando libremente más allá de la estratosfera son muy altas.
La cantante ha vuelto a dar una sorpresa con el primer single de su nueva era, como ya hizo con ‘Dangerous Woman’, un tema que rozaba lo soul y que no era especialmente pegadizo o radiofriendly, pero que terminó convertido en hit. Sólo que ahora, la producción de su comeback es bastante más futurista, y bastante menos americana: Ariana Grande arranca ‘No Tears’ con una melodía clasiquísima, pero es que no tarda más que unos segundos en acercarla al hip-hop y especialmente, a producciones del garage británico que rara vez han funcionado en Estados Unidos.
Ariana Grande se lanza al vacío con una canción de estructura complicada pero fácilmente anticipable, con unos cambios en la métrica sorprendentes… no podemos sacar punta a ‘No Tears Left To Cry’, más allá de la dicción de Ariana, que a estas alturas se ha convertido en marca de la casa.
El vídeo, dirigido por Dave Meyers, ya apuntaba maneras conociendo su currículum, pero tampoco decepciona: Grande aparece en distintos puntos de una ciudad que parece sacada de ‘Origen’, y va interactuando con distintos paisajes urbanos, siendo nuestro favorito ese en el que rompe una pared y se queda enredada en un montón de LEDs. Tanta inversión arquitectónica y tan poca en materiales de buena calidad.
Por cierto, se había dicho que ‘No Tears Left To Cry’ funcionaría como homenaje a la víctimas de Manchester y Ariana no las ha olvidado: al final del clip, cuando la muchacha lanza un frisbee a su perro, aparece una gigantesca abeja, uno de los símbolos de la ciudad, que cierra el clip.