Escucha uno lo nuevo de Veintiuno a través de su vídeo oficial y en los primeros momentos piensa uno: ya se han marcado el típico vídeo de grupo pop rock en el que piensan que tocar en algún sitio absurdo y agacharse con la guitarra mirando a cámara como con sospecha nos da el suficiente contenido. Porque somos todos ahora Green Day en 2003 y wake me up when la pandemia ends. Pues haya paz, porque no, en ‘Caramelo’ hay más argumento y la historia no queda coja con un mero faux-directo. La historia va mucho más allá. La historia cuenta las trastadas de dos amigas entrañables, Elba Arrecho y Natacha Latundra.
Natacha Latundra es una edil de las CUP que harta de los malos rollos de su ayuntamiento, escapa huyendo a través de descampados hasta encontrar un puñado de casa prefabricadas abandonadas. En el camino, pierde un zapato y el hada madrina le concede tres deseos. Ya estáis mezclando historias y nos hacemos la picha un lío. Esto último no era así. Encuentra las casas y punto.
En las casas, dando una vuelta tras acampar su circo de hippies andrajosos, se encuentra también la funambulista, experta mitóloga y vendedora de collares de conchas Elba Arrecho, que está haciendo tiempo hasta la sesión de las 20:30, la infantil. Y al encontrarse con Natacha, deciden ser amigas para siempre. O al menos hasta que se encuentran con los tíos del grupo, y luego ya Dios dirá. Juntas, corretean entre las casas, se ríen de lo alternativísimas que son mientras el resto del mundo es gris y aburrido, se pintan como si vivieran en un ‘Estiu 93’ permanente y Natacha arruina el pelo de Elba con una trenzas de tela absurdas, a medio camino entre la Shakira de ‘Dónde Están Los Ladrones’ y el mito de Aracne, que se puso a tejer telares cuando le regalaron la Tejenova. Y desde entonces, todo el pueblo griego-whatever le dio de lado porque en cuanto se descuidaban, les encasquetaba un tapiz.
¿Y Veintiuno, a todo esto? Pues sacados a golpe de pistola de una de las casa, porque un desalojo, otra okupación. Y Natacha tiene pensado montarse allí un AirBnB. ¡Pero luego resulta que era bromi, porque siendo ella de las CUP cómo iba a caer en semejante capitalismo! Todo se mondan de la risa menos los de Veintiuno, que se vuelven para dentro de la caseta a tocar agachados, mientras piensan “qué coño está contando realmente este vídeo”.
Pues lo mismo que este post.