Sinceramente, si a alguien se le tenía que subir un grillo hasta la garganta, ese alguien es Jennifer Lopez. Valga la redundancia. Porque en su último tour, Up All Night, que está recorriendo los países más random que la artista pudo encontrar en el mapa —incluyendo más fechas en nuestro país que el último tour de Malú—, Jennifer Lopez ha decidido interpretar en directo algunos temas. Para que nos entendamos: J.Lo es —con permiso de Cheryl Cole— la reina del pregrabado, estoy convencido de que ha habido entrevistas en late nights cuyo contenido había entregado previamente en un archivo .m4a para solo tener que mover los labios sentada.
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Pero esta vez no, esta vez está determinada a demostrar que es cantante, aunque lleve fracasando en el intento desde la primera cita del tour. Y claro, al final aparece un grillo en Almaty, Kazajistán (¿os lo dije o no?) y se sube hasta la garganta de la artista. Porque la siente como casa, como hogar, porque dice “anda, otra que canta como yo”. El grillo va subiendo poco a poco por el vestuario hasta llegar a la tráquea de la cantante, que para colmo está metidísima en un momento de intensidad en el que no dará una sola nota en su sitio, pero está en su mejor interpretación facial.
Y claro, para no arruinar el momento, Jennifer Lopez tira de absoluta profesionalidad. En un movimiento que emocionaría a Pimpinela, coge el grillo con la mano y lo aparta de forma brusca con el brazo, como si aquello fuera un momento Rocío Jurado planificado para la actuación.
Una vez es consciente del asunto, Lopez se lleva la mano a la garganta para confirmar que no se ha sentado en un hormiguero y está siendo invadida por insectos. Un grillo vale, pero tampoco es cuestión de atraer a la colonia entera.