Soraya tiene una tremenda capacidad de dar los momentos más camp posibles. Bien se pone a llorar porque un árbol ha perdido sus ramas en una nevada, o canta el himno extremeño con una dicción rarísima (“el aye puyo”, “merde blanca y negra”), o monta un pifostio en Plasencia porque en mitad de una pandemia da un concierto en La Casa De Las Carcasas.
La Casa De Las Carcasas, por si estáis un poco perdido, es una franquicia que tiene tiendas como cada quince metros en cualquier lugar poblado. Lo mismo da que sea un pequeño pueblo que una enorme capital: cada quince metros habrá una tienda enorme y sobreiluminada vendiendo fundas, carcasas y protectores de móviles a un precio escandaloso. Y por supuesto, para cumplir con la máxima de la franquicia, siempre estará vacía. Créeme: si tiene clientes, no es La Casa De Las Carcasas. La magia del local es que uno siempre se pregunta si realmente está ahí para blanquear dinero. Not in a racist way.
Años después de aquel evento en Plasencia que escandalizó a las redes sociales porque estábamos todos con mascarilla y mientras tanto Soraya estaba en plan “esa copa arriba, esa copa abajo, esa copa al centro, vámonos pa’ adentro” mientras la directora del centro de salud pensaría “pa’ adentro no, por favor os lo pido, que me colapsáis el ambulatorio con los virus”, Soraya ha hablado de lo que ocurrió allí y cómo se descontroló tanto:
“Yo canté desde La Casa De Las Carcasas, desde la puerta. La polémica real de todo eso fue que a mí me contrata el Ayuntamiento de Plasencia, lo cual es un ente oficial, se empezaban a hacer algunos eventos muy puntuales, muy controlados. No me voy a tirar flores, pero estaba en mi tierra y en mi tierra me quieren mucho.
Y el evento que inicialmente iba a estar muy controlado pues se fue un poco de madre. La Casa De Las Carcasas, el dueño era extremeño, yo estaba en mi tierra con público extremeño. Yo voy vestida de verde porque es La Casa De Las Carcasas, voy de verde y yo soy muy de lo mío.
Iba a ser dentro, pero como había mucho público fuera, pues yo me puse en la puerta, con un poco de distancia, pero es que la gente se tiró encima y aquello pues fue un poco, pues se convirtió en una polémica. Pero que gracias a Dios, de allí no salió nadie afectado ni nada y ha quedado, pues en un momento icónico de mi carrera.”
Real que, de todo esto, lo más real es que quedó como un momento absolutamente icónico. Ella vestida de verde intepretando Yo Brindo rodeada de globos y gente detrás como si fuera El Flautista de Hamelín. Soraya es esa persona en la que confiar en que, si alguna vez estuviéramos en estado de guerra, ella saldría vestida de Marylin Monroe a las calles bombardeadas a interpretar Qué Bonito para animar al pueblo. Con una dicción rarísima y recordando como RTVE no le permitió hacer nada en Eurovisión.