Se abusa absolutamente de las listas de “artistas más influyentes” en los últimos años. Cualquier artista popular es considerado influyente ya e incluso mirando a lo alto de esos listados, vemos a gente cuyos trabajos han vendido una barbaridad, pero han influido en absolutamente nadie. Nadie replica sus trabajos o los referencia. Sin embargo, hay ocasiones en las que la influencia es obvia. El verano ‘Brat‘ que nos ha dejado Charli XCX es, más allá de evidentes cifras de ventas, streams y vídeos breves, un clarísimo momentum para el pop de los últimos años.

Como lo fue en su día el ‘Purpose‘ de Justin Bieber. Como lo fue ‘Loose‘ de Nelly Furtado.Fever‘ de Kylie Minogue. Álbumes pop que después ven replicados sus sonidos o son referencia para muchos artistas que llegan detrás. Y con esta explicación llegamos a revisar el ‘Season I’ de Mayo, concursantes del último ‘OT‘, que se presenta ante el público sin esconder las clarísimas referencias tanto a ‘Brat‘ como a la existencia en sí misma de Troye Sivan, aunque a él le falte poner la guinda a todo su pastel en forma de disco definitorio.

Mayo quiere revestir su drama de elementos club. Quiere que suene sucio, bailable, quiere que su terapia sea una pista de baile underground. Y para eso, nos ha compartido una historia clara que arranca con muchas inseguridades y va ganando peso hasta cerrar con ‘Club Lights’, donde se celebra y se ve centro de todo el circo que le rodea. Una canción pop-dance en la que parece liberarse del peso que ha metido en la mochila de sus anteriores tracks y que va, paulatinamente, liberando en el desarrollo de ‘Season I’.

El EP maneja dos escenarios: el de la superación del desamor y el de la gestión de la fama repentina.Lejos‘, el primer track, es un crying-on-the-dancefloor de manual, con una historia de melodrama palpable (“de pronto me invade tu mirada en la estación, mientras me alejaba, me arrancaba el corazón”) que lejos de desarrollarse como baladón épico cortavenas culmina en un estribillo machacón que se describe bien con la frase “giré la cara pa’ ocultar la emoción”. Mayo exhibe su vulnerabilidad, pero al tiempo, con el uso de la electrónica, explica también como trata de ocultarla al público.

El único track realmente vulnerable del trabajo es el segundo, ‘Se Irán’, que yo hubiera colocado al principio pero entiendo que en la era del streaming hubiera provocado mucha desconexión inmediata, porque el disco tira después por derroteros más bailables. Mayo habla del previsible abandono del público masivo a través de una metáforo cuasi-amorosa, de cómo trabajará sus emociones una vez pase esta ola y todo quede en un mar más manso. ‘Se Irán’ podría quedar unida al siguiente track, ‘Ya No Estás’, que aúna las dos temáticas del EP y referencia a Rosalía con un “es mala amante la fama” en sus versos. En esta canción, Mayo empieza a resolver los dos dramas que hilan el disco. Y es, de hecho, de las más redondas del trabajo.

A partir de ese tema, ‘Season I’ pone en evidencia una de sus fallas: que en el pop, tan importante es el contenido como el proceso completo que acompaña al disco. Su entorno. Su imaginario. Su forma de ser expuesto. Y el problema de ‘So Cute’, por ejemplo, es que Mayo no es ni una décima parte de lo erótico-festivo que vende su letra. O si lo es, lo disimula estupendamente. ‘So Cute’ juego con lo picarón “todos creen saber quién duerme en mi cama, ¿quién le gusta a tu papá?” y lo empoderado “más brillante que los flashes mi actitud”. El problema es que la actitud de Mayo no hace demasiado honor a esta frase. Se deja engullir por su propio trabajo. Le falta chicha. No sólo a nivel de presentación; en la propia interpretación de los temas más seguros, falla la confianza. Es un disco que, con toda probabilidad, ejecutará mejor si consigue encadenar unos años en activo.

Precisamente porque en eso pincha, ‘No Siento Nada’ funciona mejor que los tracks de cierre. Su apatía es más creíble que su éxtasis. Aunque luego se ha vuelto loco a venderla con una coreografía que ni los A-Teens en sus años de gloria. Demasiado para algo que pedía mucho menos. Volvemos al tema del proceso que acompaña al disco: a veces, mucho revestimiento termina dejando las costuras a la vista. Y a Mayo le pesa a lo largo del tracklist y de ‘Season I’ ese traje apenas hilbanado que se ha colocado encima.

Volviendo a las referencia de las que hablaba al inicio: uno puede ser influenciado por Troye Sivan, pero no hace falta que se comporte como él. No necesita uno ponerse sexual si al hacerlo tiene cara de pánico. Ni bailar como Lil Nas X si se le ve contando pasos a cada momento. Hablaba, con el anuncio del álbum de Ruslana, de que las cosas es mejor empezarlas a poquitos y dejar que se vayan construyendo a cada paso. Este es otro ejemplo de ello: el asador está demasiado lleno de carne. Y carnaza.

Y no hacía falta, porque ‘Season I’ está lleno de buenas ideas. Solo es cuestión de no dejar que la pretensión se lleve por delante un proyecto que, en el estudio, ha quedado bastante resultón. Y como primer paso, tiene que comportarse como tal.


7.0

Temas clave: ‘No Siento Nada’, ‘Ya No Estás’

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