De verdad que nos cuesta un esfuerzo ver el vídeo, la carátula o la canción de Belén Aguilera y Raoul en algún lugar y no leer ‘Tus Muertos’, que quedaría bastante menos chic y bastante más desagradable que el título real, como si la pareja llegara a la defensiva en vez de en plan romántico.
Pero no, efectivamente, la chica y la pianola y el concursante de ‘OT 2017‘ se ponen en plan emotivo, aunque sí, mantienen la letra de “disparar monstruos”, porque no está reñido el espíritu de sobremesa en Divinity con creerse Lara Croft. En cualquier caso, esto sólo en lo referente a su letra, porque el vídeo sigue perpetuando todos los aesthetics posibles de Antoñita La Fantástica, y en el clip oficial aparecen pétalos, pétalos fumados cual si fueran las vacaciones de Macaco y efectos VHS -¿nunca superaremos esta fase, verdad?-. Eso sí, renuncian a la bañera de clip original de Belén, por lo que olvidaos de ver a Raoul bañador entre petunias, cual si estuviera en un spa cutre de Marina D’Or.
Sin embargo, y aunque la atención esté puesta en Raoul, por aquello de ser su primer lanzamiento post ‘OT’, por aquello de lo bello que es, y por aquello de lo bien que le sientan unos graves a ‘Tus Muertos’ -perdón, la costumbre-, hay un detalle del vídeo que nos perturba y hemos de comentar: las pestañas de Belén Aguilera, que se las ha debido prestar su prima drag queen Christina, y le van un poco grandes.
Es decir, no tenemos ni idea de cómo es Belén capaz de abrir los ojos con las 2,8 toneladas que deben pesar esas pestañas. De hecho, es posible que las últimas ciclogénesis explosivas de España no fueran creadas de forma natural, sino durante la grabación del vídeo y a cada pestañeo de su intérprete principal. ¿Ha necesitado Belén rehabilitación ocular tras la grabación? ¿El pegamento que fijaba semejantes desafíos arquitectónicos está a la venta? Imaginamos que no, y que ella tiene la patente, porque si no, de qué iban a ser tan chapuceros los puentes de Calatrava.