La segunda temporada de de ‘Drag Race España’ llega a su final y queremos hacer un pequeño análisis de lo que aporta cada una de las candidatas de cara a su coronación. ¿Cuál creéis que acabará llevándose mañana el gato al agua? De momento, os dejamos el scoreboard final de nuestros análisis semanales y después, los pros y contras de cada una de las drags finalistas: Sharonne, Estrella, Venedita y Marina.
Sharonne
A favor: La profesionalidad. No ha habido reto que se le haya lanzado a Sharonne que no haya sabido ejecutar en condiciones. Ha tenido semanas mejores y peores, pero siempre ha sacado adelante cada proyecto. Objetivamente hablando, la mejor concursante del programa ha sido ella, en el sentido de que ha sido la que mejor ha sabido adaptarse al contenido. Como siempre decimos, es diferente ser la mejor cantante que ser la mejor concursante de ‘OT’, como también ocurre en este caso. Las demás son drags estupendas, pero es ella la que mejor ha jugado el juego. Sólo por su talent show y su Verónica Forqué en el ‘Snatch Game’, ya merecía llevarse la corona: aquello fue espectacular.
En contra: Su victoria supondría repetir un patrón de ganadora, porque tiene en común con Carmen Farala lo pulido y lo ‘drag’ que la gente entiende por drag. Sería buen momento también para exportar un tipo de drag más diverso.
Estrella Xtravaganza
A favor: La comicidad. Ha sido la que mejores confesionarios ha dado durante la temporada -un título que podía haber sido de Samantha de haber tenido mejor concurso- y ha mantenido el punto de alegría y despiporre en la medida necesaria, especialmente considerando que se ha ido quedando más y más sola en esto. Ha tenido challenges buenísimos: sostuvo ‘El Diario De Putricia’ con su personaje, brilló en ‘La Llamada’ y sus ideas de pasarela siempre destilan camp, en una dosis también necesaria durante la segunda mitad de programa. Sería, además, una ganadora bastante diferente a la de la primera edición, donde se premió más un drag pulido y perfeccionista.
En contra: Tiene aún mucho camino por recorrer en aquello de los detalles: muchas de sus pasarelas han tenido una idea cojonuda de base, pero se han venido abajo con la ejecución (la de Franco, como ejemplo más evidente de esto).
Venedita Von Däsh
A favor: La versatilidad. Venedita se maneja en el terreno del sexy, pero ha sabido adaptarlo a cada reto del concurso y -con sus más y sus menos- sacar adelante el programa sin abandonar su personaje. Ha sabido aportar comedia cuando lo ha necesitado -magnífico el Miguel Bosé del ‘Snatch Game’-, ha puesto una gotita de glamour a sus pasarelas -en el reto del makeover, por ejemplo- y ha sabido conceptualizarse cuando ha sido necesario, ofreciendo una perspectiva más intelectual del drag. Sus confesionarios también han tenido un puntito de entretenimiento extra, comentando el programa como si pasara por allí puesta por el Ayuntamiento.
En contra: En muchas ocasiones ha resultado algo predecible, como si se pudiera anticipar el tipo de chiste que Venedita se iba a marcar antes de que tuviera lugar. Su humor se ha centrado un tanto en el ‘caca, culo, pedo, pis’ del mundo drag.
Marina
A favor: La conceptualidad. Marina ha sido muy inteligente durante gran parte del concurso, mostrando un tipo de drag que además de lucir en percha, tenía un significado más allá, evocando a historias del pasado que nunca está de más recordar en el presente para aprender de ellas. Ha sido la otra rueda de una bicicleta que nos ha dado viajes magníficos esta temporada: la de los beefs entre ella y Juriji, highlight absoluto de este ‘Drag Race’. También ha sabido sorprender cuando ha sido necesario, como en el capítulo del roast en el que nadie daba un duro porque le fuera a salir redondo. No entendimos su papel de argentina, pero ni falta que hizo llegando tan cargada de chistes.
En contra: Marina, como concursante en un programa de televisión, ha sido un peñazo el 70% de la temporada. Ella afirma que le han hecho «el ‘edit’ de seria», pero la realidad es que se ha pasado de intensa la mayor parte de la emisión.
