Pol Granch se juega un atropello en la versión acústica de su debut, ‘Late’

Pol Granch se juega un atropello en la versión acústica de su debut, ‘Late’

Si uno pregunta a alguien mayor de 25 años qué es un garaje, probablemente se lo describiría como un lugar en el que aparcar, una pesadilla en el subterráneo de un centro comercial, o ya llevado al extremo, un lugar dedicado al fornicio homeless sans-alternativa-viable. De acuerdo, podemos llegar a comprarlo todo. Pero algo se nos escapa con el público de menos de 25: si les preguntaras a ellos, un garaje es básicamente una zona donde el espacio tiempo se comprime de tal forma que se crea un bucle infinito de posibilidades. Es un escenario, una sala polivalente, un botellódromo, una ludoteca, la Joy Eslava, un café y una sala de cine. Lo es todo: ya lo vimos en ‘OT’, cuando María Villar presentaba el último single de Juan Magán Muérdeme’ -en paz descanse- en una especie de garaje fluorescente, y ahora lo vemos con Pol Granch, que presenta el acústico de ‘Late’ en otro.

El ganador de ‘Factor X’ pone su vida en riesgo por dos motivos mientras presenta en directo la canción: puede ser atropellado por un coche con un conductor histérico que le pregunte veinte veces “¡¿pero vas a salir?!” mientras él aún está en el puente de la canción, o se lo puede llevar por delante un carrito del súper con alguien diciéndole “ay, perdona, ¡si es que pensaba que había dejado aquí el coche!” mientras él sigue cantando desde el suelo, cubierto con varias cajas de Corn Flakes y unos rollos de papel higiénico.

Total, que a pesar de los riesgos, ahí se encargó Pol Granch de presenta ‘Late’ acompañado de un guitarrista, y luciendo ese look entre un muchacho hipster que está pensando en asistir a Coachella aunque no le llegue el sueldo ni para el Viña Rock, y el hijo mayor de una familia asistida por servicios sociales porque el yeso de su casa es el realidad cocaína, y lo que creían gotelé, el último escenario de la serie ‘Fariña’. Cuidado Pol con el pasotismo respecto a la dicción: un poco lo convierte a uno en Leiva, y un mucho, en Paz Padilla en ‘La Que Se Avecina’. 

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