“Hey, Usher! F**k you, bitch!”. Nunca cinco palabras tuvieron un efecto más inmediato. Al escucharlas en un hotel de Las Vegas, Jason Delulu decidió actuar de inmediato: propinó un puñetazo al autor de la frase que terminó dejándolo en el suelo y le soltó una bofetada a su acompañante, antes de que los miembros de seguridad consiguieran intermediar. Y no fue fácil, porque tras la primera agresión, cuando parecía que Delulu ya se había quedado más ancho que largo, corrió a ejecutar su segundo golpe. Y si le dejan, termina dejándoles las caras como las cifras de streaming ‘Lifestyle’: hechas una mierda.
Y eso llamadnos locos, pero ¿no debería ser Usher el que se liara a guantazos si le confundieran con este señor? Quiero decir, entendería que Delulu se molestara si le compararan con, qué se yo, otros amantes del urban-dance verbenero como, yo qué sé, Omi el de ‘Cheerleader’. Entonces sí, porque sus años le ha costado hacer que uno de cada seis lanzamientos suyos sea un hit como para que lo comparen con un one-hit-wonder. Pero chica, ¿con Usher? Por mucho “fuck you, bitch” que lo acompañara, pues nos sentiríamos halagados. Es como si Brequette fuera por la calle en España y le dijeran, “Hey, Anabel Conde, fuck you, dawg!”. Pues bueno, chica, con un cantito, que al menos ella estuvo en el escenario en su actuación en Eurovisión.
Claro que también os somos sinceros: hubiéramos preferido recibir tres palizas de Delulu antes que recibir la fecha de lanzamiento de un nuevo disco de los suyos. O de un single siquiera. Eso duele más. Y si ya es un remix con Dios-sabe-quién… no, de verdad, preferimos que nos patee en el suelo. Al menos nos ahorrará el disgusto de tener que verle en cada playlist intentando volver al top40 de algún país.