Ayer Normani estaba de celebración. De celebración de qué, pensaréis algunos. Pues oye, no será por cosas que tenga Normani para celebrar: lo mismo le ha tocado un rasca y gana, o es el cumpleaños de su tía abuela, o ha sido elegida para formar parte de un jurado popular… nunca se sabe qué tipo de suerte puede llamar a la puerta. Pero la realidad es que el motivo de dicha y fantasía de la cantante era que su álbum debut imaginario cumplía ¡nada menos que cuatro añazos!
Cuatro años desde que la componente de Fifth Harmony tuiteara que su disco ya tenía título. ¿Cuál? Pues el de Marqués de Chorrapelada, imaginamos, porque lo que es uno conocido, aún no.
Cuatro años después, el disco de Normani tiene el mismo título que el primer día de su creación. Pero, ¿sabéis qué más tiene? El cariño de toda esta gente. Es por eso que, precisamente ayer, imaginamos que se congregaron en el jardín de Normani un buen número de familiares y amigos para soplar las velas del invent más épico del R&B-pop contemporáneo.
Cuatro años en los que Normani ha tenido tiempo de lanzar un single cada 10 meses, probarse un montón de pelucas, ver cómo Camila Cabello iba ya por su tercer álbum de estudio, planear el comeback de Fifth Harmony para dar el pregón del Orgullo de Madrid en 2024 y sobre todo y especialmente, no dar una sola pista de la existencia real de ese trabajo. As she should.
La imaginamos ahora, relajada en una tumbona en su porche, con las agujas de croché en la mano pensando “ay, qué tengo pendiente lo del álbum”. Minutos después, se acercó a un Fotoprix y eligió uno precioso con motivos florales en el que fue pegando las fotos del último verano. Ay que ver lo bien que le sentaba aquel triquini. Para el próximo single, en mayo de 2026, apuntar: triquini.