Parecía que la telenovela de The Pussycat Dolls iba a finiquitarse con la negativa de las chicas a volver bajo las últimas peticiones de Nicole Smellsweird, que prácticamente había exigido ser dueña y señora del proyecto para retomar los planes de gira, pero no: la trama va un paso más allá con una nueva demanda.

Esta vez de la propia Nicole Smellsweird, que acaba de interponérsela a Robin Antin, creadora y dueña de la marca ‘Pussycat Dolls’, en la Corte Superior de California. Según parece, la cantante busca que Antin le pague lo debido por daños y perjuicios amén de lo que el juez de turno pueda considerar. Según parece, la base de la demanda de Nicole es la de incumplimiento de contrato y fraude.

Según publica Rolling Stone, la defensa de la cantante de clásicos como ‘Puakenikeni‘ ha alegado lo siguiente:

«Robin Antin incumplió sus obligaciones para con Nicole Scherzinger, dañando severamente el legado de The Pussycat Dolls. Además, derrochó el dinero que estaba destinado a la gira de regreso del grupo, habiendo aceptado previamente anticipos por parte de Live Nation y habiendo exigido que Scherzinger pagara con su dinero personal las apariciones de The Pussycat Dolls y la grabación de un nuevo single, ‘React’.»

Bueno, Nicole invirtiendo el dólar que le quedaba de ser jurado en los quince programas del último lustro en producir ‘React‘, la pobre. Ni Bellepop, Roser y Mara.

Sobra decir que la defensa de Robin Antin le ha respondido prácticamente que se limpia el pompi con su demanda, pero dicho de una manera bastante más fina. Al fin y al cabo, ya explicaron con anterioridad que si la gira no se había llevado a cabo era por la obcecación de Nicole Scherzinger en re-redactar el contrato en su beneficio, con cláusulas que rozaban lo ridículo.

«Esta acusación es un acto de desesperación de la señorita Scherzinger. La demandante busca titulares y prensa a través del caso, habiéndolo trasladado ella misma a los medios, pero no tenemos ningún inconveniente en llegar a juicio y probar la honradez de nuestra defendida.»

Nunca vimos un barco hundirse antes de salir a alta mar como vimos este, la verdad.

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