Ahora sí que sí, la Academia de ‘Operación Triunfo 2020’ ha cerrado sus puertas de forma definitiva, después de haberlas tenido cerradas un buen puñado de semanas a causa de una pandemia global. Quién nos lo iba a contar hace unos meses. En fin, no dábamos un duro por el comeback del concurso como tal -pensamos que cerrarían con una gala final y chimpún-, pero lo consiguieron y anoche se celebró una gala final normal y corriente, con la única excepción de que un montón de globos suplía al público.
Nia se coronó ganadora tras casi una docena de semanas de Academia y galas, y los pronósticos se cumplieron. No era difícil imaginar que ella se alzaría con la victoria, especialmente viendo que Samantha, el perfil que podía haber ganado por su peso como estrella de ‘reality’, se quedaba en la semifinal. En cualquier caso, que haya sido previsible no desmerce en absoluto la victoria de Nia, que ha demostrado de sobra merecer el triunfo de este años. Veamos qué tres claves la han llevado hasta ahí.
El perfil más “pro” de la edición
Habitualmente, en el casting de un talent show siempre hay gente que lo hace regular -y que puede ir dando, o no, la sorpresa-, gente que lo hace correcto, y gente que lo hace bien por norma general y por Norma Comics. En el caso de este año, en este último grupo sólo iba Nia, que partía ya en la Gala 0 a una distancia abismal respecto a sus compañeros. Se le veían más tablas, mucho más control de cámaras y escenario, mucha más confianza. En ese grupo de concursantes que esperas que lo hagan de lujo, sólo estaba ella de primeras. El resto han ido ganando con el paso del programa, pero ella ya venía bien estudiada.
Una ventaja que le ha sido inconveniente en algunas semanas, cuando el jurado ha tenido que sacarse de la manga alguna crítica muy puntillosa para no siempre aplaudir sus actuaciones, y ha terminado descolocando a la cantante en más de una ocasión.
Más madura, pero también entregada a la parte del reality
Es evidente que Nia estaba más centrada en su perfil como artista y eso podía hacer que se dejara olvidada la parte de reality del concurso, que es algo absolutamente necesario también a la hora de ganarlo. De hecho, cuando se habla de “la maldición del ganador” de ‘OT’, es porque muchos de ellos han ganado por el peso del factor reality (Rosa, Ainhoa, Virginia, Amaia, Famous…). Esto no quiere decir que sean más polémicos necesariamente ni que tengan menor talento, sino que su historia ha pesado más entre los votantes, y gran parte de su público ha votado más al personaje que al artista. De ahí después el declive en el terreno comercial.
Nia no se ha dejado olvidado este perfil, y ha tenido momentos romanticones con Jesús -ya podía haber elegido otro perfil un poco más favorable la pobre-, ha dejado charlas divertidas y sobre todo, se la ha visto natural y comprometida a que esta edición de ‘OT’ se viera más fresca que la de 2018. Una tarea difícil por el rodaje del concurso, pero que parece que se ha conseguido.
https://www.youtube.com/watch?v=WUP9U1-uf2s
Una edición absolutamente consistente
Semana tras semana, Nia ha venido dejando actuaciones que han pasado a ser historia del programa, aunque su catálogo haya sido un poco Beyoncé-CeliaCruz en exceso. Sin embargo, nadie quitará méritos a su ‘Run The World‘, su ‘Say Something’, su ‘Halo’ o su ‘Mujer Latina’. Nia también ha salido bien parada del pop bailable (‘Don’t Start Now’) o de momentos más melódicos (‘La Despedida’, ‘La Última Noche’) y ha sido la única concursante en no pasar por las nominaciones en toda la edición.
Un triunfo como concursante que el púbico ha sabido valorar mejor que en la primera edición del programa, cuando Chenoa pasaba por la misma situación quedando cuarta en las votaciones.