Hace unas semanas hablábamos de que Tinet Rubira estaba algo decepcionado con el hacer de Naiara como ganadora —o ganadera— de la última edición de OT, porque veía en ella un perfil que podría romper la Maldición del Ganador de OT. Una maldición que, hasta ahora, solo ha roto con claridad Amaia en la edición de 2017.
Naiara debía arrancar su gira el 23 de octubre y extenderla más allá de principios de año a lo largo de 13 shows. Unos shows en los que presentaría el material de su álbum debut, que se suponía, se publicaría bien justo antes del tour, o bien durante o inmediatamente después. Todos estos planes se han venido abajo de golpe y porrazo.
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Los seguidores han recibido un mail explicándoles que la gira se suspende, según ellos, por el retraso del lanzamiento del álbum a 2026. Una justificación absurda a unos niveles épicos. Por poner un ejemplo, Lola Indigo ya estaba ofreciendo conciertos en salas bastantes meses antes de la publicación de su primer álbum. Cuando el público apenas tenía el reclamo de Ya No Quiero Na y Mujer Bruja, sostuvo el show a base de covers y canciones que estaban por venir. ¿Qué impediría a Naiara tirar de la media docena de singles que tiene publicados, algunas inéditas y algunas versiones? Efectivamente, nada.
O sí que habría algo: el escaso reclamo que el proyecto está generando en el público. Y aquí abrimos otro melón, el de la problemática de medir el éxito de un artista a través de cifras en Spotify. Naiara tiene bastantes oyentes mensuales más que muchos otros compañeros que ya han realizado sus giras con éxito o están en ello. Sus singles suman más streams y Fiesta En El Centro está teniendo un radioplay que, estoy convencido, la propia cantante hubiera preferido destinado a otro tema, llevándolo por encima del millón de escuchas en Spotify (daos cuenta de que el radio-play también implica apariciones en los playlists de las radios, que tienen un notable consumo).
Pero el proyecto hace aguas porque no tiene nada que lo haga plenamente Naiara. Nadie lo identifica con ella. La canción a dúo con Abraham Mateo podía haber terminado en las manos de cualquier voz femenina. Las cantantes de Fiesta En El Centro y Veneno parecen, francamente, personas diferentes con aspiraciones diferentes. El proyecto de Naiara no ha tenido dirección artística, ni visión largoplacista ni ambición por convertirla en la persona que es. Como bien dijo Tinet: “ella creerá que esto es lo que tiene que hacer”. “Esto” siendo “el pop genérico que funciona en streams“.
Pero esos streams, oyentes mensuales y demás datos de Spotify hay que saber leerlos. Tienen un análisis necesario detrás, porque sino, son datos vacuos e inútiles. Estos oyentes mensuales, en este caso, son gente arrastrada a la escucha a través de playlists. No existe público para este proyecto, ergo no se venden entradas. Una carrera no se sostiene con meros números de Spotify.
Lo más sorprendente de la cancelación, dado el perfil de la artista, es el silencio sepulcral con el que se ha tratado de cara al público y que, a mí, personalmente, me hace sospechar que tendrá mayores consecuencias. Naiara solo ha compartido en WhatsApp un mensaje que dice lo siguiente:
“Muchxs habréis recibido el correo de los conciertos, es algo por lo que llevo trabajando y luchando mucho tiempo pero hay cosas que vienen así. Siento a todxs el año que pueda acarrear, volveré con un disco y un show increíble… ¡Gracias por estar siempre ahí!”
Pero en redes, ni un mero story. Todo cancelado de tapadillo, como para que haga el menor ruido posible. Mi pregunta ahora, vista la situación es… ¿planea ese disco de Naiara de 2026 ser publicado a través de Universal? ¿O responde esta debacle a un tirar la toalla por parte de la discográfica cuando la demanda por los shows se ha visto baja?