Se despista uno unas horas del mundillo del pop y de pronto hay una montada que en cuestión de horas se ha cargado la imagen de otra reina del “treat them with kindness”. Lizzo está acusada, y hablamos de términos judiciales, de acoso sexual y entorno laboral tóxico por tres de sus ex-bailarinas.
Pero ojo, porque los testimonios al respecto han ido increscendo a lo largo de las últimas horas y todo parece indicar que a la cantante de clásicos como ‘Heaven Help Me’ le queda un largo camino para darle la vuelta a esta tortilla. Más que nada porque las acusaciones son bastante específicas y descriptivas.
Vamos allá con el resumen de lo ocurrido.
¿Por qué se demanda?
Empecemos por lo obvio, ¿qué es lo que ha motivado la demanda de las tres chicas originalmente? Esto es de lo que se acusa a Lizzo y a su coreógrafa, Shirlene Quigley:
- Sobreexplotar a los bailarines y hacerles trabajar durante 12 horas de ensayos para un casting.
- Despedir directamente a aquellos que sugirieran estar “insatisfechos” con el trato.
- Despedir a una bailarina por discutirle que el grupo estuviera bebiendo antes de un ensayo: Lizzo aseguraba que sí, ella defendía que no lo habían hecho.
- Realizar comentarios velados sobre la subida de peso de una de las bailarinas y después despedirla por grabar una reunión, que grababa porque no podía ver bien por un problema médico.
- Coaccionar a una bailarina a tocar el pecho de una mujer en un club de striptease a pesar de la negativa de la bailarina.
- Obligar a sus bailarines a asistir a un cabaret erótico sin haber explicado los detalles de las actuaciones.
- (La coreografa, específicamente) Tratar de obligar a las bailarinas a hacerse de su religión.
- (La coreógrafa) Regañar a los bailarines por tener relaciones sexuales pre-matrimoniales.
- (La coreógrafa) Hablarles a los bailarines, injustificadamente, de masturbación y fantasías sexuales en grupo.
Llegan los apoyos: llegan nuevos testimonios
Tras conocerse la demanda, la anterior directora creativa de Lizzo, Quinn Wilsonn, comparte la publicación de la demanda y asegura lo siguiente a través de Instagram:
“De acuerdo con lo que se ha comentado. No he formado parte de este mundo por tres años y tiene un motivo. Aplaudo la valentía de los bailarines que se han atrevido a sacar esto a la luz. Y me recuerda en parte a mi propia experiencia.”
Poco después, la directora Sophia Nahli Allison, quien iba a estar a cargo del documental de Lizzo, se sumó con su propia experiencia:
“Normalmente no comento nada relacionado con la cultura pop. Pero en 2019 viajé con Lizzo para ser la directora de su documental. Me largué de allí dos semanas después, tras recibir un pésimo trato por su parte. Fui testigo de cómo de arrogante, ególatra y desgradable es. No estuve protegida y se me llevó a una situación espantosa con muy poco apoyos. Me dije “sal corriendo de ahí lo más rápido posible” y cuánto me alegro de haber confiando en mi instinto.
Sentí que se me hizo luz de gas y me dolió muchísimo, pero me he recuperado. Leer todos esos comentarios me hace ver lo peligrosa que la situación era. Este tipo de abusosde poder ocurre demasiado a menudo. Todo mi amor a las bailarinas.”
Después, compartió una nueva publicación matizando sus comentarios:
“Por aclararlo:desde que he hablado, me han llegado muchos testimonios de experiencias similares, incluso testigos de mi propia vivencia. Lizzo crea un entorno de trabajo extremadamente hostil y tóxico y hace de menos al trabajo, esfuerzo y autoridad de otras mujeres negras (de hecho, fijaos en cómo el documental acabó siendo dirigido por un hombre cis blanco.
Es una bully narcisista y ha creado su marca en base a una mentira. Me emocionaba apoyar y proteger a una mujer negra con un documental, pero en el proceso me di cuenta de que toda su imagen y mensaje eran pura fachada. Apoyo a las bailarines y a todo el mundo que ha vivido una situación similar con ella y su equipo. Esas condiciones de trabajo no son justas.”
Abierta la veda de comentarios, la activista Ola Ojewumi -por la visibilidad de mujeres negras con diversidad funcional-, comentó lo siguiente a través de Twitter:
“He defendido a Lizzo del racismo, la misogínia y gordofobia en el pasado. He dudado de hablar de mi experiencia personal con ella y su equipo en un concierto. Me embistió un hombre estando en mi silla de ruedas y tras verlo, su equipo decidió subirlo al escenario con ella.”
La mujer compartió su experiencia en el show tras acudir a él y recibió el apoyo, en aquel momento, de la gente que había sido testigo de lo ocurrido.
Un par de días después, Lizzo comparte su comunicado
Días después de la oleada de opiniones y testimonios sobre el comportamiento de Lizzo y de su equipo, la cantante ha decidido publicar un comunicado bastante vago para aclarar que todo lo que se ha dicho es, según ella, mentira:
“Estos últimos días han sido tremendamente complicados e increíblemente decepcionantes. My ética laboral, moral y respeto hacia los demás ha sido cuestionado. Mi carácter, criticado. Normalmente no respondo a este tipo de acusaciones falsas, pero estas son tan increíbles y escandalosas que no puedo no hablar de ellas.
Estas historias sensacionalistas llegan de ex-empleados que ya admitieron en su día que se les llamó la atención durante la gira por tener un comportamiento poco profesional e inapropiado.
Como artista he sido siempre muy pasional en lo que hago. Me tomo mi música y mis actuaciones muy en serio, porque al final del día quiero sacar un arte que me represente a mí y a mis fans. Con esa pasión llega el trabajo duro y la exigencia al máximo. A veces tengo que tomar decisiones complicadas pero nunca es mi intención hacer sentir mal a alguien o hacerles sentir que no son parte del equipo o valorado por él.
No quiero ir de víctima, pero también sé que no soy la villana que la gente y los medios están describiendo en los últimos días. Soy muy abierta respecto de mi sexualidad y me expresión personal, pero no puedo aceptar que eso se utilice para llevarme a ser alguien que no soy. No hay nada que me tome más en serio que el respeto que merecemos como mujeres en el mundo. Sé lo que se siente con el bodyshaming a diario y jamás criticaría o despediría a alguien por algo relacionado con su peso.
Estoy dolida, pero no permitiré que todo mi buen trabajo hasta ahora se vea ensombrecido por esto. Quiero dar las gracias a todo el mundo que ha contactado conmigo para animarme durante estos días.”
Como decíamos al principio, el problema con este caso es que todo el mundo está dando ejemplo muy específicos sobre situaciones relacionadas con la artista y le costará más que un “todo eso es mentira” darle la vuelta a la situación.
Lizzo ha terminado enfangándose aún más cuando ha contratado, como su defensa, a Marty Singer, popular por defender los casos de Bill Cosby, Charlie Sheen, Chris Brown o Johnny Depp. Nada más que añadir, señoría.