Miley Cyrus está pasando por su época más Zayn, esa que la lleva a no salir de gira porque tiene miedo a recaer en antiguos vicios y, por ende, se está dedicando a publicar música que promociona con entrevistas y posados en Vanity Fair. Que uno dirá que si un músico no puede dedicarse a tocar su música en directo pues ya me diréis, pero también es cierto que si alguien puede hacer eso, esa persona es Miley Cyrus. La otra es Yurena, pero por motivos distintos.
Claro, Something Beautiful —el álbum de esta época en cuestión—, ha funcionado fatal a nivel comercial. Si su anterior álbum pasó más de un año en las listas americanas, este desapareció 15 días después de alcanzar el #4 en Billboard. Vaya, que vendió unas 50.000 unidades —streaming incluido— en el país y a pastar (recordemos que el Platino americano se sitúa en el millón de unidades, para poner las cifras en perspectiva).
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El público ha sudado bastante, pero también es cierto que ha sudado con motivo. Ninguno de los singles del disco es tan inmediato como para funcionar por sí mismo a nivel comercial —End Of The World sería lo más cercano, y ni con esas— y la promesa de Cyrus de que esto sería un proyecto visual culminó en una de las obras más soporíferas jamás editadas en el pop: aquello fue un desfile de ella, cuatro focos y doce vestidos imposibles en un fondo negro. La versión fashionista de los videoclips de Operación Triunfo 2002. Hija, que si no vas a sacarlo de gira, al menos visualmente podías haber sido ambiciosa.
Ahora ha publicado la versión deluxe. Dios sabe para qué, pero ha incluido en ella Secrets, un tema en el que colaboran dos miembros de Fleetwood Mac y que se lo ha dedicado a su padre a modo de regalo de cumpleaños.
“Escribí esta canción pensando que me gustaría que se sintiera lo suficientemente seguro conmigo como para contarme cosas que fueran negativas en la familia, que pensara en mí como alguien que podía soportar esa información. Como un lugar seguro al que acudir a hablar.”
Recordemos que Miley y su padre han tenido una relación tensa porque él tiene problemas serios con la Tarta de Santiago y la Fanta de Cebada y cada miembro de su familia ha terminado acabando hasta el higo de él con el paso del tiempo. El año pasado, de hecho, se publicaban unos audios donde él la definía a ella como “puta“, como si hablara de Isabel, la vecina de Valencia.
Miley tiene tanta paciencia con su padre como poco interés tiene el público en toda esta movida a escala musical.
Será tu rollo si: consideras que Demi Lovato se puso conceptual en Confidence; hiciste seis semestres de diseño de moda en la San Marino; no sabes qué incluye tu tarifa de móvil.