Miley Cyrus da por finiquitada la era ‘Younger Now’ un año después de lanzar el álbum, con apenas dos singles, y sin sacarlo de gira. Nadie estará demasiado sorprendido con la decisión, porque el disco ha sido uno de los mayores fiascos del pop reciente, fracasando en crítica, ventas y escuchas. La cantante salvó los muebles participando en ‘The Voice’, que la mantuvo al menos en el candelero, y justificando con su paso por el programa la no existencia de su tour.
Para confirmar que nada más relacionado con su vuelco country verá la luz, Miley Cyrus ha llevado a negro los avatares y fotos de portada de todas sus redes sociales, como anuncio previo de una nueva era que llegará con un previsible nuevo cambio de imagen. Dicen fuentes cercanas a Cyrus que “no le gusta permanecer mucho tiempo en un determinado molde, disfruta transformando su estilo y cuando esté lista lo hara de nuevo.”
Se supone que las nuevas cuentas mostrarán una “nueva Miley”, que ha estado trabajando con productores como Mark Ronson y Mike Will Made-It, lo que hace supone que su próximo proyecto poco o nada tendrá que ver con el anterior. Miley corre el peligro de marcarse un Aguilera: saltar de un estilo a otro sin tener un nexo que una de algún modo su carrera discográfica puede poner en riesgo, no ya sus cifras, que hoy día sería menos importante, pero también sus posibilidades de touring.
Al final, en poco tiempo, Miley ha hecho R&B-pop, se ha pasado al indie, y después al country. Madonna no se ganó el reinado de las reinvenciones cambiado su estilo musical, sino sus estilismos: Cyrus necesita que su siguiente disco recuerde el tipo de artista que es, si es que ella misma tiene claro cuál es su camino a seguir.