Una de las canciones del último EP de Belén Aguilera describe perfectamente el EP completo. Es en ‘Quién Soy’, cuando la artista da inicio a uno de los estribillos con un “tenía alegría y la perdí, y ahora pienso que ultimamente estoy que no se muy bien quién soy”. Efectivamente, algo se ha quedado en el camino desde el retrato generacional de ‘Superpop’ hasta la falta de ánimo de ‘Metanoia’, que recibe un bypass a golpe de BPM acelerado.
Belén Aguilera ha pasado una mala época tras el lanzamiento de su exitoso segundo álbum y ha querido darle salida en el EP. De hecho, hace unos meses lo describía como “un renacer, de alguna manera, a nivel sonoro y a nivel espiritual”. ‘Metanoia‘ es la descripción de los demonios de Belén e, imaginamos, la forma de la artista de plantarle cara a las problemáticas que la acompañan desde hace un tiempo.
Problemas con la imagen personal (en ‘Nadie Me Ha Preguntado’, por ejemplo, dice “… no coincidía con que en el puto espejo vea que he engordado”, una idea que también reitera en ‘Galgo‘), con los excesos que atrae el mundo de la noche (‘Licántropo‘ gira en torno a eso, pero el topic se deja sentir casi en todo el EP, que siempre recuerda al pensamiento pesimista de la mañana de después de los excesos) y en general con la falta de control personal que la artista parece sentir. Lo deja claro en prácticamente la mitad del tracklist del EP, mientras que en el drum & bass de ‘Nadie Me Ha Preguntado’ se lamenta de que nadie se interese por lo que le ocurre, al tiempo que prefiere hablar de los problemas ajenos.
‘Metanoia‘ es precisamente el reflejo de esa Belén que enmascara malas costumbres en bases machaconas, hyperpop y producciones cuyos beats acaben devorando las melodías. Las letras dicen que le apetece hablar del tema, los beats de las bases que no le apetece gestionarlos.
Aguilera tiene la suerte de que es una compositora increíblemente solvente. Y decimos que la tiene porque en el camino de ‘Superpop‘ a ‘Metanoia‘ no sólo la alegría se ha quedado de camino. También da la impresión de que Belén ha sufrido una necesidad de encajar en el club de las popstars cool. Y en ese proceso, lo que sí era rebeldía en la determinación pop de su disco anterior, se ha quedado en un eficaz, pero previsible, continuismo de las tendencias en este.
Belén es, posiblemente, la primera artista femenina tan mainstream que apuesta por el hyperpop en España. Pero gran parte de su público ya ha vivido a Luna Ki, a Rakky Ripper, a María Escarmiento llevando a La Oreja De Van Gogh a la histeria. Los referentes de ‘Superpop‘ tenían un punto nostálgico, los de ‘Metanoia‘ un punto más de pertenencia al gang. De no quedarse descolgada por ser intuida uncool. “Ultimamente estoy que no se muy bien quién soy“. Exacto.
Esa dependencia de lo que se percibe como válido se deja también sentir en la tiktokera ‘Galgo‘, que hubiera agradecido mayor y mejor desarrollo a pesar de su buena intención, o en la simplemente espantosa ‘PAS‘, que lastra bastante el conjunto como la peor canción jamás compuesta por Belén. Es literal, obvia, casi paródica y se lleva por delante todo el buen trabajo que Aguilera ha hecho siempre hablando de salud mental en sus canciones. Gracias a Dios, tiene el resto del trabajo para compensar sus enormes carencias, pero ‘Metanoia’ hubiera agradecido un ‘Copiloto‘ para frenar semejante derrape.
Como decíamos, detrás de todo el ruido, el trauma, el acelerón para paliar las voces interiores y tan buen pop al que poder regularle mejor lo hyper, Belén sigue contando con el as de ser una muy buena autora. Transparente, directa, con un gusto para las melodías que, donde mejor se ve es curiosamente en las dos canciones que menos reflejan el contenido ‘Metanoia‘: ‘Licántropo‘, una apuesta mucho más al hilo de lo que parecía vaticinar ‘Antagonista‘, y ‘Oficialmente‘, una electrónica sofisticada que culmina con un “oficialmente no soy a quién preguntar, pero yo te escucho si quieres hablar”.
Es hora de que Belén Aguilera se siente a escucharse: sacados los demonios a paseo, es momento de darles caza.
Temas clave: ‘Licántropo’, ‘Oficialmente’, ‘Nadie Me Ha Preguntado’.
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