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El menú de Katy Perry: los ingredientes que tiene y que le faltan a ‘Bon Appétit’

El menú de Katy Perry: los ingredientes que tiene y que le faltan a ‘Bon Appétit’

Katy Perry ya anunció que no lanzaría su nuevo disco de forma inmediata, sino que lo iría presentando con diferentes singles hasta el momento adecuado, que evidentemente será otoño, cuando las cifras vayan subiendo y pueda debutar con dígitos aceptables. Aunque, ¿tenemos tan claro que así lo hará? De momento, ‘Chained To The Rhythm’ no ha sido un hit a la altura de sus anteriores éxitos, y ahora presenta ‘Bon Appétit’, un tema con el que ha cundido un poco el pánico entre sus seguidores.

Si bien deja algo claro esta nueva Katy, es que, además de ser activista y voluntaria de alguna ONG de esas que van parándote cada 20 metros en la calle con algún piropo de mierda, no tiene nada que ver con la que se ponía pelucas azules, nata en la tetas, o trajes de egipcia.

El menú de ‘Bon Appétit’ está servido, y vamos a ver qué es lo que nos ha incluido en él:

 

Producción gratinada al tomillo

Si algo parece estar cuidando Perry en su nueva era es el sonido de sus canciones: atrás quedo el pop chicle, los drops previsibles y la música pensada para no molestar en las radios. La producción de ‘Bon Appétit’ tiene ese punto noventero, llevada a cabo con un tremendo gusto, sin seguir las normas del pop actual de principio a fin. No es especialmente arriesgada, pero es lo suficientemente única para no ser una napolitana más en una bandeja de bollería industrial.

 

Sufflé de vocals con limón rallado

Otra de las cosas que nos deja ‘Bon Appétit’ es a Katy Perry cantando, por una vez, sin que parezca que está participando en algún juego de ‘Saw’ en el que le están rebanando filetes de carne en vida. Los versos de ‘Appétit’ muestran a una Perry diferentes, aunque más adelante llegue la de siempre, y dan pie a conocer más rasgos de su voz, estando tan acostumbradas a escucharla tan estridente y tan entusiasta siempre. No está de más descubrir un lado más sexy y conocer que sabe jugar con su voz.

 

Ensalada de Migos con frutas variadas

Es una de las mayores críticas que le han caído a Katy Perry, la de colaborar con un grupo de raperos que ha sido tachado de homófobo. Pero es que claro, en un mundo vigilando cada una de las palabras de cada artista, es difícil no colaborar con alguien que alguno considere machista, homófobo, retrógado, xenófobo… Vamos, tendrían que colaborar únicamente con Siri si por las redes sociales fuera, y ella ya tiene mucho lío poniendo la voz a los temas de Britney. Migos ha sido una buena elección, tienen un público potente en Estados Unidos y acaban de marcarse un hitazo con ‘Bad And Boujee’. Además, los ha incluido en el tema de una forma bastante poco invasiva.

 

Sin embargo, por algún motivo se ha reaccionado de forma pobre ante el lanzamiento de lo nuevo de Katy, y es que, tampoco vamos a negarlo, a ‘Bon Appétit’ le faltan platos para concluir el menú, la gente se ha quedado con hambre de más y no parece que esto la vaya a terminar sacando del bache comercial en el que está inmersa. ¿Qué ingredientes le faltan a lo nuevo de la intérprete de clásicos como ‘Starstrukk’?

 

 

Reducción de estribillo a la pimienta

Falta estribillo. Mucho. ‘Bon Appétit’ se ha quedado prácticamente con un puente que no lleva a ningún lugar. Algunos dirán que falta un drop tras lo que ella considera la parte central del tema, otros echarán en falta que les lleve a algo con más increscendo. Pero lo que queda claro es que a la canción le falta un gancho que no termina de aparecer por ningún lado. Es una canción complicada de retener en la cabeza.

 

Buñuelos con relleno de alegría pastelera

Se ha puesto Katy tan sexy y tan activista que ha olvidado que su mayor encanto de cara al público generalista es resultar simpática. Y ojo, que no es algo para tomarse a la ligera: es de las poquísimas artistas que saca partido de resultar mona, simpática y divertida. Pocas más lo consiguen, y metida ahora en esta espiral de estética pseudo-rompedora, tirón de lo sensual y ese reciente punto tan Madonna -no nos diréis que esta canción no la resolvería mejor ella-, Katy ha perdido su anclaje en el A-List. Y cuidado, porque el suelo resbala que da gusto.

 

Ganaché de hit con pepitas de listas de éxito

Vamos a ser claros y concisos: Katy Perry se la ha pegado, y de qué manera, con ‘Bon Appétit’ en sus primeras horas a la venta. Cuando un artista de su popularidad lanza un single, máxime teniendo en cuenta el descenso que las ventas han sufrido en el último par de años, lo normal es que salga disparado al (no vamos a decir #1, pero) top5 como mínimo. Pues bien, el menú de Katy está estancado en el top20 americano y británico. Ahora pueden ocurrir dos cosas: o se le coge el punto a la canción, y termina manteniéndose hasta que vaya ganando puestos, o se desploma horas después de su salida y no habrá forma de reflotarla después. En streams, Spotify marca unas catastróficas 182.000 escuchas para el tema, si bien es cierto que el dato puede no estar del todo actualizado.

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