Un nuevo año de Melodifestivalen, la preselección sueca para el festival de Eurovisión. Resumen rápido: durante cada gala una canción tiene pase directo a la final como la más votada, una segunda gracias al voto por puntos durante la gala y una tercera pasa a la repesca, que tendrá lugar en la última semifinal. El resto de canciones de cada semifinal quedarán eliminadas.
Así fue la semi de esta semana:
Resultados de la gala
Directos a la final
Suecia está apostando lo suyo por los sonidos más, erm… orgánico este año, dentro de lo orgánico que un Melodifestivalen pueda llegar a ser. El pase directo a la final de la tercera ronda eliminatoria ha sido para Greczula (se pronuncia griésula, más o menos), que ha presentado en escena su momento Queen, tan de moda ahora que Benson Boone se pasea por las galas embutido en monos brillantes imposibles y que Harry Styles están en un hiatus de sí mismo. Believe Me es una canción efectiva, energética y efectiva, con lo que no es de extrañar que el chute de carrerillas, saltos y cámaras dentro del piano le sirviera a Greczula para contagiar al público y conseguir la mayoría de votos.
En el caso de Life Again, la clasificada por los votos durante la gala, me quedo con las dudas de qué generó exactamente el fervor sueco: la canción suena a canción de ganador de talent show hace década y media, al tiempo que parece salido de setlist de la película que Camila Cabello hizo sobre Cenicienta. Un número con gente dando saltitos de duende y una canción pop genérica tan desfasada como poco interesante. Que me lo expliquen.
Segunda oportunidad: pase a la 5ª semifinal
El voto de la gente que iba completamente borracha a esas alturas de la noche, imagino. Dolly Style presentaron algo cuyo simil en España sería la candidatura de Bellepop dirigida por Verónica Romero, si la canción que tuvieran entre manos se la hubiera dado Tony Sánchez-Ohlsson sacada del baúl de uno de los componentes de Aqua. “El country está muy de moda”, dirían como razonamiento para su presentación.
Y claro, con cuatro cervezas de más en el estómago, está cualquier para hacer giddy up y lo que haga falta. En favor de las muchachas, que parecían todas sacadas de un catálogo de candidatas para girlband de Sonia Monroy, no pudieron tener el espíritu de remar más a favor de la canción. Con la ventaja de que la mitad de su presentación iba en playback. Es broma, ya sabemos que no se puede hacer playback, salvo cuando se hace. Alguien travieso que se dejaría el CD puesto sin querer.
Descalificadas
Malou, que no Malú: Malou. Ella se quedó fuera de la final con 24k Gold y una puesta en escena que tenía cierto saborcillo a The Pussycat Dolls, si en vez de lideradas por Nicole Scherzinger, lo estuvieran por Mariano Mariano. Sumada a sus escasas dotes para el baile, Prytz tuvo a bien tratar de afinar lo menos posible, para conseguir que todo estuviera equilibrado en la balanza. Mucho oro, mucho chunda-chunda pegadizo, pero hija, es que no hubo cadena dorada que considera atar todo aquello.
Angelino se quedó también fuera, siendo él claramente víctima del mal momentum de Justin Timberlake. La culpa es suya. La propuesta era bastante decente a nivel musical, sin ser gran cosa, y escénicamente me parece que con poco ha hecho bastante y que estaba mejor resuelta que la mayor parte de la semifinal que le tocó. Claro que al final había una distancia enorme entre sonar a tema pop-R&B de 2007 y lucir personaje de Yo Soy Bea. Y si todavía hubiera sido Sonsoles…
En el caso de Björn Holmgren, el muchacho pareció decir: hacédmelo teatral, que suene a número de Broadway, soy el bendito Ben Platt sueco. Y Suecia, que ya para cuando salió solo estaba pensando en quién era el siguiente vestido de cowboy al que tenían que votar, pasó total de su staging simbólico, su reloj-no-marques-las-horas y su cara de muchacho teñido por el desamor perpetuo. No estaba el horno de anoche para semejante bollito de canela. La gente quería una buena napolitana rellena de Nutella.
