Un nuevo año de Melodifestivalen, la preselección sueca para el festival de Eurovisión. Resumen rápido: durante cada gala una canción tiene pase directo a la final como la más votada, una segunda gracias al voto por puntos durante la gala y una tercera pasa a la repesca, que tendrá lugar en la última semifinal. El resto de canciones de cada semifinal quedarán eliminadas.

Así fue la semi de esta semana:

Resultados de la gala


Directos a la final


Saga Ludvigsson pasó directa a la final con un número country pop de esos que a los suecos les vuelven locos, un poco a lo Shout Out To My Ex de Little Mix, porque si algo sabemos de Suecia gracias al Melodifestivalen es que el país es realmente una provincia de Tennessee. La presentación de Saga estuvo divertida, teatral, muy gala de premios de una artista que ha conseguido un hit gracias al giro al country. ¿Fue tan espectacular como pasar la primera? Pues igual no, pero bien es cierto que como package, puede que fuera la más completa de una semifinal que no tuvo un nivel especialmente alto.

Con las votaciones teniendo que pasar a panel, llegaron a la final las chicas de Scarlet, que tenían una de esas canciones que Mónica Naranjo consideraría rock pero que el resto del planeta sabe perfectamente que es un número pop con cuatro guitarras distorsionadas fingiendo que no suena a corte de Steps en el fondo. Scarlet decidieron poner toda la carne emo en el asador, pero entre que el maquillaje lucía fiesta de disfraces en un colegio de primaria y que el resto de intenciones tétricas resultaban bastante Bom Bom Chip, que esto lograra un pase a la final solo lo veo sustentado en que vocalmente sonó bien y que el estribillo es un tema pop sueco bastante clasicón.

Segunda oportunidad: pase a la 5ª semifinal


La segunda oportunidad de la noche se le dio a Arwin, cuyo This Dream Of Mine tenía todas las buenas intenciones pero para mí no llegó a dónde debía llegar. Sólo durante un momento, con el muchacho dándolo todo frente a sus cubos, se vio cuál era la intención real del tema.

Si el EDM de This Dream Of Mine pretendía ir in crescendo, una vez tocado techo volvió a caer justo cuando él decidía volar por los aires en el que posiblemente fue el momento más innecesario de la noche -que ya es decir-. A Arwin no le acompañó el staging led, un tanto manido a estas alturas, ni los visuales de Windows 2000: es 2025, ya sabemos que estáis todos entusiasmados con parecer usuarios de Messenger. Pasemos a otra cosa.

Descalificadas


Vilhem Buchaus se quedó fuera de la clasificación con un tema de Paquito Lamentos, de los que rompen el corazón a sus fans mientras devoran una tarrina de helado. El muchacho aprovechó el escenario de forma espectacular -de los stagings que más me han gustado este año- pero no supo medir su energía: por momentos estaba demasiado espitoso, en el a capella se le fue la voz y su desfine fue demasiado evidente, y el mensaje de la canción no terminó por trasladarse como debía.

Tampoco tuvieron suerte los señores de Arvingarna, que ya ganaron el Melodi en 1993, con su daddy dancing en Ring Baby Ring. La verdad sea dicha, como número nostálgico y si nos olvidamos por un segundo de los movimientos pélvicos sobre las escaleras, tiene un pase ochentero bastante gracioso. Pero claro, luego aparecen ahí como los Take That de These Days, un poco obligados a mover el esqueleto, mirando a cámara con guiñitos Bertinosbornescos y la cosa se cae un poco. Un aplauso por el esfuerzo, imagino.

La última clasificada fue la pobre Victoria, que no tuvo bastante en su vida con ser compañera de piso de Melania Trump (dato real) que ofreció su mejor número de tributo a la Britney Spears de 2013 con I Love It, un banger que por otra parte, presentado de otra forma, hubiera tenido un pase. Pero claro, su mood a medio camino entre Jennifer Coolidge y esa Britney que da vueltas en bikini en el salón de su casa dejó el tema un poco más demodé de lo que ya estaba. Pero ¿la iluminación? Mariah Carey la aprobaría.

La clasificación final


El Melodi se ha sacado este año de la manga un sistema de clasificación final para las repescadas que no me hagáis explicároslo porque se necesitan varias diplomaturas en matemáticas, dos másters en computación y un complejo estudio sobre la suma de factores para conseguir comprenderlo.

Lo importante de la situación es que el público, de algún modo y mediante unos votos que espero sinceramente que ellos comprendieran, dejaron pasar a las Dolly Styles a la final, con un numerito bubblegum pop de estilo country -¿veis?- y el punto étnico de Meira Omar, cuya performance durante su semifinal se vio lastrado por un error de cámaras.

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