Gio Bermejo sigue con su proyecto de traer 1944 hasta 1946 con cada lanzamiento que pone en marcha. Él lo mismo se te marca un soul, que un twist, que un rocánrol -como odio esta palabra así escrita y, al mismo tiempo, menuda fantasía me parece-, pero lo importante es que parezca que estás en medio de la guerra mundial en un campamento de verano en Ohio.

Y mientras te pones tus mejores vaqueros, tu camiseta de James Dean -el actor de Hollywood, no confundirlo con Deen, el actor de método- y finges peinarte con gomina aunque lo más probable es que necesitaras un buen lavado para quitarte ese oleoducto de la cabeza, puedes ponerte a darlo todo con ‘#BlowUrMind’. De verdad, alguien necesita detener ipso facto los lanzamientos con hashtags. #Beautiful. #BlowUrMind. #QuieroContarte. Ese hashtag ain’t happening Mariah, Gio, Merche. Es hora de ponerle freno.


 podéis escuchar este y otro puñado de hits en nuestro playlist de spotify


El caso es que para darlo todo ya está el propio Bermejo en el vídeo oficial del single, donde ejerce de muchacho de la limpieza de un sello discográfico. Al quedarse sólo, posiblemente porque la gente ya teletrabaja y no necesita ir a ese tugurio donde aún tienen un cassette de 1994, con lo que imaginaos cómo funciona el escáner de esa oficina, Gio empieza a bailar. Y creednos: la cosa se pone SECSI.

Hay mucho movimiento de cadera, como si el Carlos Baute de 2001 se hubiera quedado pillado en su angelito del olvido, mucha pose pélvica a lo Presley -el de ‘Blue Suede Shoes’, no la de Porcelanosa- y mucho espíritu de Melanie B en ‘Wannabe’. Por donde paso, tiro lo que haya mientras bailoteo. ¿Estos papeles? Que los ordene mañana Rita. ¿Este cubo? Lo recoges tú. ¿El mono? Lo tiro, porque la elegancia la llevo yo, no tú, vieja amargada.  Y un primer plano a la cadera en movimiento. Y más coreografía. Y otro primer plano. Enfocan tantas veces a lo que viene siendo su zona íntima, el apartamento del bajo, lo pudendo, la zona perianal, que al final nos quedamos dudando de si era a James Dean o a James Deen a quien realmente evocaba todo esto.

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