Llega el turno para otro de los estrenos de la factoría ‘OT 2017’, en esta ocasión, por parte de otro de los perfiles bajos de la edición, Marina Jade, que se encuentra en el grupo de los primeros expulsados.
Durante semanas, sus compañeros avisaban de que el proyecto de Marina Jade tenía una producción estupenda, que iba a sorprender a muchos, y además, contaba con la composición de una de nuestras favoritas, la folclórica de nueva era que es Antoñita La Etílica, Ruth Lorenzo. Ella también avisaba a la gente de que colocaran bien sus pelucas, porque Marina estaba dispuesta a pasearse arrancando más de una.
¿Es ‘Drinking Like I’m Sober’ un arranca pelucas de manual? Pues no, tampoco nos vengamos tan arriba. Pero lo que sí es, es una canción bastante bien resuelta, con mucho encanto, bien producida, bien cantanda, que tiene un aire a Florence + The Machine en plan juvenil, un poco como si Ellie Goulding se hubiera comido a Melanie Martinez y hubiera expulsado, a base de popó, a Noah Cyrus. Es decir, ‘Drinking Like I’m Sober’ es un acierto como carta de presentación.
Por tanto, misión cumplida por parte de Marina Jade, ocurra lo que ocurra a partir de ahora con el single, que ya auguramos que será más bien nada, porque es una canción estupenda, pero nada funcional para el mercado español.
A eso hay que sumarle el catastrófico vídeo que la artista ha ideado para la canción. ¿Quién la convenció de marcarse semejante batiburillo de ideas e imágenes feas? Es incomprensible que con un single así, se haya complicado tanto la creación del vídeo. Podía haberse centrado en la parte más fantasiosa de ella enfrentándose a ‘monstruos’ en el bosque, sumadas las imágenes acuáticas; o podía haberse centrado en las imágenes más aesthetic y jugar sobre seguro.
Lamentablemente, ni pa’ ti ni pa’ mí, y Marina ha terminado con una chapuza épica como vídeo: tonos pastel y tonos neón, ella posando como un cuadro, tartas, despertadores, monstruos nocturnos, áticos y paisajes cosmopolitas. Si existe una unión conceptual en todo esto, el director del clip lo ha disimulado muy bien.
El single es un triunfo, el vídeo, una catástrofe.