Nos ha pasado a todos, sed honestos: de esto que empiezas a hacer un striptease, te agarras a la barra, te vas dejando llevar, la cosa se lía, la gente de alrededor empieza a tirar monedas, “no, señor, si lo hago por fitness”, cuatro billetes de cinco euros, decides que el fitness a tomar por rasca y te quedas en ropa interior, y para cuando te quieres dar cuenta, aparece un dragón metálico que hace caer desde el cielo, quedas tirado en un cráter y vienen unas señoras a pringarte con barro porque las desgracias nunca vienen solas.
El pan nuestro de cada día.
Y para ilustrarlo en imágenes, nadie mejor que FKA Twigs, tan pegada a lo común, lo ordinario, lo de la gente del día a día -la jornada, no el programa de María Teresa Campos, en paz descanse. El programa, no María Teresa Campos.-. Ella se ha calzado un par de tacones que, francamente, tienen pinta de ser del todo incómodos, y ha demostrado de qué le han servido las dos horas de baile sobre barra los martes y los jueves por la tarde. Chiqui Martí who, tbh. No, en serio, ¿quién era esa señora?
FKA Twigs narra la situación de nuestro inicio como ninguna otra podría hacerlo, y además, con la ventaja de que sobre la fascinante narrativa, podéis escuchar una canción instrumental y a ella balando como una oveja de forma improvisada sobre ella. La Bjork del R&B. De hecho, si la conociera alguien realmente, es más que posible que Joaquín Reyes ya hubiera aparecido con un labio postizo y rizos pegados en la cara en algún momento.