David Bisbal tiene más de un millón de suscriptores en su canal de Youtube. En realidad tiene más de dos, pero la plataforma ha decidido hacerle ahora entrega del galardón que certifica lo primero, el Botón De Oro. Sí, puede resultar un poco confuso con el mecanismo de ‘Got Talent’, pero la diferencia es que aquí no hay tres millones de funambulistas y catorce cantantes de ópera en media hora. Cuando pasan los minutos y nadie está subido sobre otra persona en una postura imposible, se descarta que sea ‘Got Talent’ y también que sea lo último de Nacho Vidal. Es David Bisbal y una señora. Y la única postura imposible es la distancia a la que el Covid-19 les obliga a estar durante la entrega.
Eso en cuanto a posturas, porque lo que también es imposible es el diálogo entre ambos. No sabemos muy bien si la idea era darle un puntito institucional al asunto, pero claro, que alguien, justo antes de interpretar ‘Si Tú La Quieres’ en directo, finja estar en un besamanos de Palacio Real, con un tono sobrio por las nubes, que sólo podría medirse en rangos entre el cien y el Discurso De Blas Cantó, pues queda un poco raro.
Visiblemente incómodo con la situación, la lectural del cue, la mujer insípida que parece estar en mitad de un mitín político y la cutrísima caja de cartón que guarda el galardón, David Bisbal toca techo de cringe situacional cuando recoje el premio con un “muchísimas gracias…. muy bonito… (silencio incómodo) MUY bonito”. En el fondo de su cerebro se escucha decir a una voz lejana “verás tú cuando llegues a casa con esto… a ver dónde lo ponemos, que a mi madre tampoco se le puede dar, que ya tiene un Latin Grammy de esos de papier mache al lado de la Barbie folclórica… ¿igual como tabla para cortar el choped?”.
Fuen, la señora que parece tener las manos pegadas con Loctite en las puntas y la voz pegada al cuello de su camisa, da después paso a ‘Si Tú La Quieres’. Sin Aitana, que a estas alturas ya no recuerda a dúo con quién era este tema, pero con un señor al piano y otro a la guitarra. Todo muy mono, bastante más relajado que el momento anterior. Igual hay que poner un poco las cosas en contexto, y no convertir la entrega del Botón De Oro en una firma de una nueva Constitución. Que sólo le ha faltado poner la mano sobre la biblia.