Verónica Romero siempre ha sido una chica lissssta. Otra cosa no ha tenido la muchacha, pero siempre se la ha conocido por ser lisssstisima. Una iluminada. Por eso su primer álbum se llamó ‘La Fuerza Del Sol’, tal era la iluminación que abarcaba su cerebro. Se dice que a su nivel de inteligencia sólo podrían estar Albert Einstein, Marilyn Monroe y aquella socorrista que “la lío parda” en una piscina de comunidad de vecinos.
Pues bien, como sabéis, estos son los Ocho Días De Oro de la gente lisssta: en las últimas jornadas hemos tenido a Detective Rendón, a Omar Ayuso malinterpretado por todo el país excepto por sí mismo y a Miguel Bosé hablando de conspiranoias con la voz como si se hubiera tragado el idiotizador de ‘El Hormiguero’.
Y claro, ¿quién ha salido en defensa de las palabras de Miguel Bosé? ¡Pues Verónica Romero! ¿Y de quién iba uno a fiarse al respecto de una pandemia mundial: de todos los médicos del planeta que intentan frenarla o de la chica que se inventó que la nominaros a una docena de Grammys, se iba de gira por Australia y habla de un disco imaginario desde hace media década? Evidentemente, amigos, nos fiamos más de Verónica Romero.
Vero, que siempre ha sido súper maja -que es lo que también suele decirse siempre cuando conoces a gente tan sumamente lisssta, algo así como “es tan maja, la pobre”-, se ha pasado el último mes retuiteando las locuras del intérprete de clásicos como ‘XXX’ y además, está animando en redes a que la gente acuda a la manifestación anti-mascarillas organizada para el próximo 16 de agosto. Que no tendremos la suerte de que pillen todos allí el Covid y haya que recogerlos luego con escoba.
No recogeremos a Verónica, eso sí, porque ya ha dicho que ella acudirá “con el corazón”. Es decir, que no llevéis mascarilla pero que ella ir, pues tampoco va a ir. Que vayáis vosotros que sois todos listissssímos. Que ella continúa con la gira que tiene prevista para su álbum imaginario ‘Hello World’: primero lo presentará en el salón, después en el baño y finalmente en la terraza. Aprovechando eso sí, para limpiar el polvo.