Hagamos un breve repaso por los galadores de los últimos talents y el estilo de música que vienen haciendo o se prevé que harán: Rafa Blas (‘La Voz’, rock), David Barrull (‘La Voz’, flamenco), Antonio José (‘La Voz’, pop-latino), Irene Caruncho (‘La Voz’, pop), Alba Gil (‘La Voz’, urban latino), Amaia Romero (‘OT’, pop), Jadel (‘El Número Uno’, pop), Raúl Gómez (‘El Número Uno’, pop). Resumen: 4 de ellos hacen pop, dos de ellos urban o pop latino, uno flamenco y otro rock.
Os preguntaréis por qué estamos repasando estos datos, y bueno, os dejamos las siguientes declaraciones de Juan Magán a El Mundo como explicación:
“Es un poco raro que todos estos programas los ganen cantantes alejados de la música urbana y, cuando salen, los pongan a cantar precisamente eso. (…) Si los ponen a cantar rock, se van a comer un torrao. Hoy si quieres llegar a las masas tienes que hacer reguetón”.
Bien, ahora habrá más de uno que diga, “bueno, claro, pero el que triunfa de ahí es el que está haciendo reguetón, Antonio José.” Bien, argumento válido hasta que Amaia previsiblemente funcione y entonces volvamos a un empate que no es indicativo de nada. Es más, tenemos el ejemplo de Alba Gil, con un single de corte latino, comiéndose absolutamente los mocos.
Y es que sí, hay algo de cierto en las palabras de Juan Magán, pero sus declaraciones son tremendamente matizables: si quieres un éxito en singles, es más probable que lo consigas haciendo reguetón. En singles, donde efectivamente, la gran mayoría del consumo se dirige hacia lo latino, y otra buena parte del pastel a la música de baile.
Ahora bien, es gracioso que Magán hable de tener que cantar reguetón para “no comerse un torrao” haciendo rock. Llamadnos locos, a lo mejor, pero ¿no están Vetusta Morla, Izal, Love Of Lesbian, Leiva, Fito, Lori Meyers o Dani Martín llenando escenario con miles y miles de personas en el público? ¿Puede, no sé, Sebastián Yatra llenar los mismos eventos? ¿David Lafuente? ¿Dasoul? ¿Danny Romero? No se éh, llámame loco, pero lo mismo hay cientos de nombres en el urban latino que no tienen enganche para vender entradas por miles en un directo.
Lo mismo el reguetón funciona porque se consume en el aquí y ahora, pero el ticketing es otra historia, amigos. Y Juan Magán lo obvia, como obvia el dato de álbumes también, porque, además de tener ya un nombre hecho, y no ser un recién llegado como esos a los que él se refiere, de sus resultados en álbumes prefiere no hablar tanto. Vamos a echar un ojo al top40 de la lista no ya de ventas, porque sería un vapuleo, sino de escuchas de álbumes en el país: 9 discos de pop, 11 discos de rap, 11 discos de urban latino, 7 discos de rock y uno de flamenco. No hace falta decir que la mayoría aplastante de que la parece hacer gala Juan Magán es inexistente en álbumes. Si bajamos del top40 al top100, de hecho, la presencia del urban latino es aún más limitada en comparación.
Es decir, que no se trata de poner al “ganador”, o incluso concursante, de equis o y programa a cantar latino porque sino “se come un torrao”, se trata de sacar tajada de cada perfil, y las discográficas les encajan las canciones de catálogo que más se les acumulen. En pleno 2018 y con la lista de singles llena de urban, ¿qué tenemos? Canciones de reguetón. Igual que en 2010 todo dios hacía música de baile, igual que en 2001 tonto el último que sonara R&B. Un reguetón, por cierto, dulcificado hacia el pop, además, nunca determinadamente reguetón.
Pero de eso sabe mucho Juan Magán, no hace falta que le digamos cuántas veces ha tratado de disfrazar sus propias latinas de EDM, electrónica o pop. Cada vez que lo latino cedía terreno a alguno de los otros estilos. ¿Verdad?