En mi cabeza, existe una diferencia entre un artista established y un artista legacy. Los established serían, bajo mi punto de vista, aquellos que siguen teniendo tirón y son capaces todavía de encontrar hueco a hits puntuales pero tienen una catálogo suficiente para vivir incluso sin ellos. Ejemplo de esto sería una Katy Perry; una Beyoncé; cualquiera de los Justins, Timberlake o Bieber. Los legacy tendrían tirón esencialmente de ticketing, con un catálogo contundente, pero sus éxitos en listas ya son prácticamente anecdóticos. Véase una Kylie, unos Take That, una Mariah.
Y luego está Gaga, que en su mente vive en la segunda categoría desde prácticamente 2013. Como le pasa a Adele. Ellas ya decidieron actuar como si las hubiéramos conocido a la vez que a Cindy Lauper, como hablándole a una generación que apenas tiene diez años menos con una distancia profesional de unas cuatro décadas, y asumiendo que son auténticos personajes históricos. Que esto no implica que no sean grandes estrellas, evidentemente, pero claro, el speech que lanzan es un tema.
Y llegamos a esta semana, con Lady Gaga celebrando que ‘Die With A Smile’, junto a Bruno Mars, ha llegado al #1 de Billboard medio año después de publicarse. Lo hace con la ventaja del reboot postnavideño del mercado, que apenas tiene novedades y respalda a muchos hits de los últimos meses. Y de forma merecida, ojo: la canción sigue siendo la más escuchada de Spotify tras más de 100 días en la cima y apenas había cedido terreno en Estados Unidos desde su lanzamiento. Era lo suyo darle el liderazgo.
Y así ha comunicado Gaga la alegría de su sexto #1 en Billboard:
“Estoy increíblemente agradecida de que mi canción “Die With a Smile” con mi amigo Bruno Mars sea número uno en el Hot 100. No puedo creer que haya tenido dos números uno en tres décadas diferentes en las que he estado lanzando mi música de manera profesional. He estado escribiendo desde los años 90.Me siento tan honrada de ser un artista y de haber tenido vuestra atención durante tanto tiempo. Gracias por escuchar, bailar y crear vuestro arte junto con el mío. Estoy tan agradecida. Es 2025 y tengo una canción número uno. Es bastante increíble. Estoy muy emocionada de que esta canción esté en mi nuevo álbum. Estoy muy emocionada de que escuchéis el resto de lo que tengo preparado. Os quiero mucho.”
Mi momento favorito el del empleo del timing: efectivamente, Gaga tiene #1s en tres décadas diferentes. Pero claro, la década de los dosmiles para ella arrancó en 2008. Al sumarle el comentario de “llevo escribiendo temas desde los 90” luce ella Alanis Morissette, y para cuando la conocimos, a las Spice Girls les había dado tiempo de existir, separarse, reunirse y volverse a separar. Para que nos entendamos, Lady Gaga tenía 13 años en 1999. Ya me diréis.
Y después, todo este tono de agradecimiento extremo luce un poco Karina. Luce que le ha pillado tan por sorpresa ser #1 que jamás en la vida lo hubiera imaginado. De nuevo, ese punto tan “soy Cher, tengo 144 años y me es imposible tener un hit en la lista de singles”. E incluso ella cuela un villancico y se asombra menos.
En el fondo es divertido pero es alucinante que la estrella más efervescente de principios de la década de los dieces sea ahora la más previsible estrella del pop como adulta. Tan Mónica Naranjo en su speech, con la diferencia del buen gusto en su trabajo. Que parece que va a hablarle a Ariana Grande diciendo “¿sabe, joven? Yo en mi época hice una canción a una banda sonora que fue un éxito mundial, usted no la conocerá porque es recién llegada”. Y Ariana pensando que ella se pinchaba el bottox a ritmo de ‘Shallow’.