Lana Del Rey está siendo noticia en los últimos días por un polémico post en Instagram que se ha compartido bastante en las redes por lo discutible de su mensaje y lo muy discutible de sus formas. En él, Lana tiene un punto de razón, ojo: es cierto que ella tiene derecho a contar lo que quiera en una canción, igual que Tarantino puede narrar cualquier historia en sus películas, y Vargas Llosa en una novela. Pero también el público tiene derecho a comentarlo cuando ve la luz, ya que lo consume.
Lana se queja de que su punto de vista sobre relaciones tóxicas es recibido con críticas y que no le dejan expresar su sentimiento de atracción ante ese tipo de relaciones. Lo que pasa es que el comunicado ya arranca mal, citando a varias compañeras mezclando churras con merinas:
¿Por qué entiende Lana que al resto no se le critica su posición?
Arranquemos por decir que poco tiene que ver hablar sobre ir medio desnuda con hablar sobre una relación abusiva. Pero de nuevo, pongamos la vista en que es ficción. ¿De verdad Lana quiere hacernos creer que Beyoncé, Ariana, Nicki o Camila no han recibido críticas por sus vestimentas, su tono, sus coreografías, o sus mensajes? ¿En qué planeta no las han recibido?
Entendemos el punto de Lana de “ellas pueden hablar de eso igual que yo puedo hablar de esto”, pero cuando obvia el hecho de que ellas también reciben críticas, se da un tiro en el pie. Las mujeres del pop no sólo han sido criticadas por su vestimenta y bailes, sino que encima han vivido algo por lo que Lana no ha tenido que pasar: que eso ponga en duda su profesionalidad como compositoras, productoras o músicos.
Seamos sinceros, en comparación al tsunami de mierda que tienen que aguantar el 95% de muchachas del pop, las críticas a Lana son una pequeña resaca marítima en mitad de la tarde.
¿Cree que tiene menos éxito que esas compañeras por escribir lo que escribe?
En el mensaje pasivo agresivo del principio muchos han entendido que Lana se queja de que sus compañeras tienen foco mientras que ella, haciendo algo distinto, no lo tiene. Nosotros nos hemos entendido que eso sea así, pero si lo hiciéramos, el absurdo sería épico: Lana Del Rey fue tan producto de sello como el resto de esa lista, recibió el mismo foco, la misma atención pero su camino ha seguido por un camino no tan comercial, y por ende, no puede esperar recibir la misma atención, porque no tiene un público de los que llevan las canciones al #1.
Sin embargo, Lana tiene algo que muchas de ellas no tienen: el aplauso unánime de la crítica en los últimos años. Con el lanzamiento de ‘Norman Fucking Rockwell’, Lana tuvo a la prensa tumbada en el suelo lamiéndole el culo por turnos. Apareció en las listas de lo mejor del año de prácticamente todas las publicaciones relevantes. Fue nominada al Grammy a Álbum del Año. ¿Las críticas que le preocupan a Lana, cuáles son? ¿Las de una tuitera de Moratalaz y otra señora de un pueblo de Ohio?
Ese mensaje de “el mundo contra mí” que traslada la publicación es, citando a Sara Montiel, un “¿pero qué pasa? ¿pero qué invento es esto?”.
“No soy no-feminista”
El segundo tiro al pie es cuando Lana escribe que no es “no-feminista”. Lo que el resto del mundo conoce por machista. Alega que debe haber lugar para la mujer que dice “no” y el hombre entiende “sí”. No vamos a entrar en el debate obvio de esta frase, porque traería una cola que ríete tú de la de la LadyDi el día de su boda, pero sí vamos a aclarar algo: esa mujer ha tenido un lugar desde la edad de piedra. Ha existido siempre. La que no ha existido, por desgracia, es la que dice “no” y el hombre entiende “no”.
De ahí la pelea de las “sí-feministas” que Lana considera tener en contra. La de Moratalaz y la de Ohio.
El motivo de todo esto, su nuevo álbum
Y claro, en pleno confinamiento, qué mejor que un post del que todo el mundo hable para anunciar que el 5 de septiembre verá la luz su nuevo álbum. Quizá una simple imagen con la fecha y el título no le hubiera dado la misma exposición. Le hubiera ahorrado el unfollow de varias compañeras en redes, eso sí, pero no hubiera tenido los titulares. Y los titulares, en el pop, siempre por delante de los ideales.